QUIERO ENAMORARME - Psicología Malena Lede




Más allá de la dependencia, la dominación, el deseo de posesión, los celos y todas las demás emociones que destruyen una relación,  está el verdadero amor; porque el enamoramiento es fugaz, es el “como si” del amor, algo irreal, pura ficción, porque sólo el verdadero amor permanece.

El amor es frágil, hay que cuidarlo, protegerlo principalmente de nosotros mismos, porque nunca estamos satisfechos.

Es inútil buscar al hombre perfecto o a la mujer perfecta, porque nadie lo es, ni pretender vivir siempre enamorado, porque eso no es natural, es algo inventado, una fábula absurda que muchos se creen y que los lleva a andar por la vida obsesionados por encontrar a alguien que los conmueva y los haga estremecer de gozo siempre, como el primer día.

Son esas exigencias imposibles de satisfacer las que destruyen el amor, pretender la perfección, no poder aceptar a las personas como son, compararlas con el ideal y no poder renunciar a las expectativas poco realistas que pueden hacer a las personas tan infelices.

El hecho de encontrar a alguien que les diga que los ama ya es un milagro, pero en lugar de estar agradecidos y ser capaces a su vez  de intentar corresponder con el mismo amor,  lo más común es que pongan condiciones, que comparen y que piensen en utopías que nunca se dan.

Para amar de verdad es necesario el crecimiento interior, dejar de controlar, de intentar dominar, como la mayoría hace con todas las demás relaciones.

El amor no tiene que ser desesperación ni sufrimiento, al contrario tiene que brindar paz y tranquilidad; requiere entrega y saber  renunciar con agrado a las pequeñas cosas que pueden hacer feliz al otro;  y exige estar dispuestos a ser honestos y responsables.

Es necesario abandonar todas las falsedades que se han aprendido sobre el amor y permitir que se desarrolle internamente un sentimiento auténtico, sin apremios, ni apuros,  algo nuevo, inédito, distinto a todo lo que se conocía o esperaba.

Entonces el amor ya no será la causa de ningún dolor ni sufrimiento, será un verdadero placer, la posibilidad de dejar ser al otro y de poder ser uno mismo sin ningún obstáculo; porque a lo que nunca hay que renunciar es a ser quien uno es.

Malena Lede - Psicóloga