El amor es
sufrimiento cuando se entrega a alguien indiferente, frío y egoísta; a alguien incapaz de amar a otro, que puede ser una pareja, un pariente cercano o el que pretende ser un amigo. Porque el desprecio
cotidiano es una pesada carga que atenta contra la autoestima y que hace dudar de uno mismo..
Se elige convivir con relaciones que producen sufrimiento, cuando después de muchos ataques a la propia dignidad, no se puede ser capaz de reaccionar ni de alejarse.
El que decide
sufrir por amar elige aferrarse a quien se complace en ultrajarlo porque cree que a pesar del maltrato lo necesita y como no está dispuesto a renunciar a cortar ese lazo; elige creer todo lo
que le dice, con la clara intención de rebajarlo.
Los celos de una pareja pueden aislar al otro de sus propios familiares y amigos, atentar contra sus
intereses personales, impedirle su crecimiento y desarrollo y sofocarlo con sus
sospechas. El temor de ser
abandonado puede hacer que revise su celular o correo electrónico a escondidas, a imaginar posibles rivales, a alucinar
amantes, o a adivinar gestos o actitudes que delaten posibles infidelidades.
Se puede
amar y odiar a la vez a la misma persona con la misma intensidad, pero cuando el
odio supera al amor puede terminar en tragedia; porque la maldad existe;
es la sombra que está siempre acechando y que puede hacer mucho daño aún sin
motivo aparente; cuando alguien tiene asignaturas pendientes, o porque se siente frustrado y no puede evitar proyectar su frustración en los otros.
La persona egoísta
sólo se ve a sí misma y no le importa el bienestar ajeno, entonces, busca la forma dominar y destruir.
Están los que no
perdonan, los que viven consumidos por
el resentimiento, los que se ofenden por pequeñeces, los iracundos, los muy
susceptibles que siempre se sienten atacados y viven enojados; los que tienen
adicciones, los golpeadores, los infieles, los que siembran cizaña; y están los otros, los que se aguantan todo sin decir nada..
Sin embargo, siempre se está a
tiempo de eludir esa clase de sufrimiento, sólo hay que darse cuenta y saber renunciar a
quien los seduce por un lado y los castiga por el otro, a quien se regocija en maltratar y que necesita castigar para sentirse superior y satisfacer su ego..
Malena Lede -
Psicóloga
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