Existen hombres que aunque necesitan trabajar, no se preocupan
demasiado por conseguir un empleo. Tienen muchas excusas, "no puedo estar en una oficina sentado ocho horas, me aburre la rutina, pagan poco, no puedo levantarme temprano, no me siento bien, etc."
Se puede
inferir que tampoco estarán dispuestos en su momento, a hacerse cargo de la responsabilidad de una
familia y le tocará a su mujer hacer todo.
Si un hombre sin
trabajo no sale de su casa tendrá menos oportunidades de conseguirlo; y si no se conecta con otras personas tampoco;
ya que muchos trabajos se obtienen gracias a la recomendación de amigos o
conocidos.
Realizar tareas
temporarias puede ser una opción en lugar de estar sin hacer nada, porque
además puede ser una forma de encontrar un puesto fijo si se esfuerza en hacer
ese trabajo con eficacia.
Comenzar una
relación de pareja con este problema, disminuye dramáticamente las
posibilidades de que ese vínculo perdure, por eso no hay que hacerse muchas
ilusiones con este tipo inestable de persona.
El trabajo nos independiza,
nos libera y nos mantiene ocupados, nos brinda la posibilidad de participar, de
crecer, de desarrollar la creatividad, de alejarnos de las adicciones, de
relacionarnos con un grupo y además nos hace sentir útiles.
Un desocupado que
no se preocupa lo suficiente por encontrar un trabajo, no puede pretender que
su pareja acepte y tolere su inacción ni que esté dispuesta a mantenerlo.
Pocas personas se
pueden dar el lujo de hacer lo que les gusta, sin embargo trabajan, porque
suelen encontrar opciones, que sin ser
las ideales, igualmente les satisfacen.
La mayoría de las
personas no tiene una sola vocación sino varias, de manera que no es tan difícil
encontrar una ocupación relacionada con los propios intereses.
Sólo se necesita
cambiar de actitud, creer que todo es posible, estar dispuestos a comenzar desde abajo confiando en sí mismo y eligiendo el camino correcto.
Malena Lede -
Psicóloga
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