LA AGORAFOBIA - http://psicología-malenalede.blogspot.com




Este trastorno obliga a quien lo padece a evitar lugares donde se concentran muchas personas; sitios completamente aislados o cualquier otra situación que no pueda abandonar con rapidez; como por ejemplo un tren en movimiento que sólo para en una estación, u otro transporte del que no pueda bajarse a voluntad;  estar en una misa o en una ceremonia que no pueda abandonar sin llamar la atención,  hacer una larga fila o tener que permanecer mucho tiempo en una sala de espera. Ésta es una condición que invalida y que lleva a evitar todos estos lugares y preferir quedarse en casa.

Si usted es una persona que está pasando por todo esto, tiene que saber que puede curarse 
completamente y hacer una vida normal, aprendiendo a cambiar su conducta, sus pensamientos y sus sensaciones.

Una persona puede comenzar a tener miedo en cualquier situación y luego asociar ese miedo al lugar donde le ocurrió; o sea que aprenderá a tener miedo a esos lugares y tratará de evitarlos porque cree que podría enloquecer, perder el control, desmayarse o hacer algo inapropiado que la avergonzará.

Sin embargo, las probabilidades de que alguna de estas calamidades le suceda no son mayores que las del resto de la gente que no sufre de este problema.

Un ataque de pánico le puede suceder a cualquier persona sana, y también a quienes han vivido una historia de ansiedad de separación en algún momento de sus vidas.

Si un agorafóbico concurre a un evento que concentra mucha gente, seguramente elegirá sentarse cerca de la salida, también preferirá vivir en pisos bajos y evitará los ascensores, no hará viajes largos en tren ni en bus, en cambio se sentirán cómodos viajando en automóvil siempre que no haya mucho tráfico.

Suelen establecer una relación de dependencia con personas que les inspiran confianza y temen quedarse solos.

Las consecuencias de la agorafobia son muchas; algunos se niegan a tomar medicamentos y otros se hacen adictos a los tranquilizantes o al alcohol para disminuir la tensión.  Suelen sentirse deprimidos, principalmente por sentirse cada vez más limitados en su acción; pierden las energías y se sienten vacíos e incomprendidos, pero se esfuerzan por parecer “normales” y por mantener su problema en secreto.

La cura implica ir sumergiéndose de a poco en las situaciones fóbicas, o sea todas esas cosas que siempre desearon hacer pero que no hacían porque tenían miedo.

La técnica es la misma que se recomienda para cualquier otra fobia; enfrentar lo temido mediante la desensibilización progresiva, manteniéndose relajado y respirando con el abdomen.

Concentrar la atención en la respiración impide los pensamientos obsesivos y asociar esa situación en particular con un estado relajado permite liberarse del temor y aceptar la situación con naturalidad.

Malena Lede - Psicóloga