El mundo cambia
vertiginosamente y en forma permanente y el avance de la tecnología ofrece cada
vez más la oportunidad de trabajar en el propio
hogar, sin salir a la calle.
Trabajar en casa
tiene no pocas ventajas; entre ellas la posibilidad de estar presente para los
hijos, no tener que trasladarse hasta el lugar de trabajo, desarrollar las
tareas a cualquier hora, comer en casa, vestirse cómodo, evitar las
aglomeraciones del tránsito y el estrés, no gastar combustible ni contribuir en
la producción de gases tóxicos; y a nivel empresarial no exige instalaciones ni
muy grandes ni muy costosas.
La única exigencia es
cumplir los objetivos en el tiempo estipulado y estar comunicado para permitir
el control y la evaluación correspondiente.
Esta nueva
modalidad de trabajo exige a los empresarios y a los trabajadores haberse adaptado a los cambios de
la tecnología y estar dispuestos a aprovechar las ventajas que ofrece.
Es una forma de
trabajar que elimina la discriminación por raza, color, obesidad, sexo, edad, o
discapacidades físicas; problemas difíciles de resolver para muchas personas en las entrevistas de trabajo, que sin embargo pueden ofrecer lo más importante, que es su eficacia y aptitud para realizar la tarea que necesitan.
El
trabajo en casa representa una oportunidad para todos aquellos que desean
trabajar pero que por prejuicios y otros motivos no logran insertarse en el
campo laboral.
Las distancias hoy
en día ya no representan un obstáculo para realizar negocios, ya sea para poder
conectarse cara a cara con clientes de todas partes del mundo, ver de cerca lo
que tienen para ofrecer, o para realizar transacciones que antes eran
impensadas por su complejidad.
De esta forma se
pueden evitar los agotadores viajes alrededor del mundo y ganar tiempo y dinero
realizando operaciones a distancia con la misma eficacia.
La tecnología llegó
para quedarse y no queda otra alternativa que adaptarse; porque el cambio es inevitable.
Malena Lede -
Psicóloga
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