El rencor es un
sentimiento que nace a partir de una ofensa que puede ser
real o imaginaria y que provoca necesidad de venganza y de hacer justicia.
Luego de una
pérdida debido a un acto de violencia o después de haber sufrido una humillación, algunas personas no pueden evitar permanecer para siempre perturbados por el odio
y el rencor.
El rencor es una
pasión enfermiza que puede durar toda la vida y contaminar todas las
experiencias de la existencia. Es la
emoción contraria al perdón que convierte a las personas en seres hostiles ávidos
de venganza y en víctimas eternas sin paz interior.
Muchas veces el
rencor se convierte en la única fuerza y razón para vivir y justifica la
violencia para hacer justicia.
Son muchas las
circunstancias que llevan a acumular rencor en un mundo donde pueden cometerse
brutales crímenes. Muerte de
inocentes por negligencias que se podían haber evitado, actos de terrorismo,
robos a mano armada que se convierten en tragedia, explotación laboral, estafas
despiadadas, abusos deshonestos, infidelidades, traiciones, etc.
Todas estas personas que han tenido que vivir pérdidas irreparables necesitan que los
responsables de su desgracia paguen por lo que han hecho, sin embargo, no
siempre se hace justicia.
El rencor nunca es
saludable pero puede ser considerada una respuesta comprensible y normal, pero
se transforma en patológica cuando la reacción es exagerada y compromete el
pensamiento para siempre.
Por lo general, la
respuesta a los agravios depende en gran parte del carácter de la persona, de su nivel de
susceptibilidad y de la forma en que interpreta los hechos.
Las personas con poca
tolerancia al estrés, frecuentemente iracundas, que tienen dificultades para enfrentar
las distintas situaciones difíciles de la vida, una forma de pensar
negativa y una hostilidad que no se disipa fácilmente, pueden guardar resentimientos y ser rencorosas.
El rencoroso sufre
más que quien provocó su rencor y además esa emoción no le permite avanzar, porque lo
obliga a quedarse estancado en el pasado con la secreta esperanza de vengarse y
hacer justicia.
Cuando el rencor se
generaliza en una sociedad, por
diferencias políticas, o por una guerra, la necesidad de revancha se multiplica porque el grupo disipa la culpa individual y en conjunto se puede permitir comportarse en forma menos moral que estando solo.
Malena Lede –
Psicóloga
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