Ser bueno significa no actuar con malicia con el
propósito de dañar a otros para obtener un beneficio, es pensar en los demás como si fuéramos nosotros mismos.
Tener carácter es poder confiar en sí mismo, comprometerse
con una forma de pensar, ser capaz de mantener la palabra y vivir fiel a las
propias ideas.
Hay que ser bueno pero también hay que tener carácter.
¿Ser bueno es aceptar que los demás
organicen tu vida y te digan lo que tienes que hacer para evitar conflictos, o hacer lo que consideras bueno para ti según tus propios valores sin dañar a otros?
Una persona puede ser buena pero tener carácter, o
sea siendo capaz de no renunciar a ser ella misma pase lo que pase. Si no, deja de ser persona y se convierte en
una cosa, alienando su identidad al
dejar que otros le digan lo que tiene que hacer y decidan por ella.
Un ejemplo:
Una madre va a visitar a su hijo a la Universidad donde
está cursando una carrera como alumno becado. Es su único hijo, el hijo más bueno que pudo haber tenido.
En esa visita la madre le confiesa que va a divorciarse
de su padre por maltrato, noticia que entristece al joven, por lo que trata de
convencer a su madre que no lo abandone.
Por otro lado, en esa visita la mujer se entera que
su hijo está de novio con una alumna de esa facultad que tiempo atrás tuvo un
intento de suicidio.
Antes de volver a su casa, la mujer le dice a su
hijo que lo pensó mejor y que decidió no abandonar a su padre; pero a cambio, él tiene que prometer que
dejará a su novia, porque no quiere que sea infeliz casándose con una mujer que tuvo un
intento de suicidio.
Para no contrariar a su madre, el joven decide
hablar con la chica y romper la relación, pero ella, cuando se entera de lo acontecido
sufre un ataque de nervios y tiene que ser hospitalizada.
Es así como todos lograron ser infelices, el joven que por compadecerse de su padre permitió que
su madre lo extorsionara, la madre que tuvo que seguir viviendo con un hombre
que la maltrataba y la joven que se dio por vencida y prefirió apartarse de la
vida del joven que amaba.
¿Quién tuvo verdadero discernimiento? Ninguno, por querer ser falsamente buenos y por no tener suficiente carácter para mantener lo que para su propio bien habían decidido.
Malena Lede – Psicóloga
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