RECTA COMPRENSIÓN:
RECTO CONOCIMIENTO
RECTA PALABRA
RECTA ACCIÓN
RECTA OCUPACIÓN
RECTO ESFUERZO
RECTA ATENCIÓN
RECTA CONCENTRACIÓN
RECTO CONOCIMIENTO
RECTA PALABRA
RECTA ACCIÓN
RECTA OCUPACIÓN
RECTO ESFUERZO
RECTA ATENCIÓN
RECTA CONCENTRACIÓN
Qué es bueno y qué es malo; es difícil distinguir
entre lo que es bueno y lo que es malo, porque lo que es bueno para uno puede
ser malo para otro y lo que es bueno hoy tal vez mañana ya no lo sea.
A veces un acto aparentemente bueno puede ocultar
malas intenciones o viceversa.
Si nos proyectamos para vivir problemas tendremos
problemas; por eso es mejor no esperar nada y ocuparse de las dificultades
cuando éstas ocurren, esta sería una actitud Zen, la actitud del no propósito y
el culto al desapego que hace a la acción justa.
El cielo y el infierno está dentro de nosotros
mismos porque somos nosotros los que creamos lo bueno y lo malo.
La práctica Zen implica un acto de fe, elegir,
observar con atención, tener cuidado, respeto.
Para la persona que sabe que los problemas son el
resultado de una mente desbocada, la vida es un paraíso. Para el que sufre la vida es un infierno.
La ayuda más elevada para el Zen es acercar la paz a
los demás y el mejor acto de compasión es enseñar con el ejemplo.
El Zen es una experiencia, un modo de entender y vivir la vida que cultiva la austeridad
y la sencillez.
El que comprende lo efímero de la vida y la sensación
de vacío que deja la ilusión de los sentidos, no tiene codicia alguna y se
vuelve compasivo.
El intelecto se proyecta en el futuro y vive del
pasado, es necesario tomar el control, superarlo e ir más allá.
Para el Zen, la persona inteligente no es aquella
con un alto coeficiente intelectual sino la que tiene una conciencia más
integrada que la de los demás; la que apela a su sabiduría y a la respuesta
espontánea.
No busquen el camino en los demás, en el lugar más
lejano porque está debajo de los propios pies y en todas partes.
El Zen nos enseña a aprovechar la oportunidad, estar
en el aquí y ahora, no buscar sino encontrar, actuar naturalmente, no desear nada pero estar
dispuesto y atento y no preocuparnos más por nada..
Malena Lede – Psicóloga
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