ALEJANDRO MAGNO Y ARISTÓTELES - CUENTO - PSICOLOGÍA MALENA LEDE


Estaba Alejandro Magno dialogando con su maestro Aristóteles en Corinto, sobre su libro La Metafísica,  durante una de las habituales conversaciones que solían tener, para hablar sobre temas filosóficos profundos.

Ese día, Alejandro le reprochaba a su ilustre amigo el haber publicado su obra, haciéndola de esa manera accesible a cualquiera, ya que él detestaba compartir sus conocimientos con el vulgo.

Por un momento, el notable filósofo no dijo nada, pero luego de reflexionar le contestó más o menos así:

-"Estoy convencido que lo que he escrito en mi libro ya todos lo saben, pero todavía no lo han descubierto.  Mi secreto inconfesable es que ha sido sólo mi vanidad la que se ha atrevido a decir todo aquello que los demás aún no recuerdan. ¿Quién soy yo para pretender imponer ideas a quienes todavía no están preparados para escuchar? Pero no te preocupes Alejandro, sólo aquellos que están a la misma altura podrán leerlo, otros apenas oirán hablar de él y la mayoría jamás se enterará que alguna vez existió."

A veces nos sentimos frustrados cuando los que nos escuchan no parecen comprendernos, pero nada cae en saco roto, porque siempre algo queda, por lo menos la inquietud de un interrogante sin cerrar que pueda despertar la curiosidad y obligarlos a profundizar sus conocimientos.

Frecuentar un círculo de gente erudita puede ser  placentero para el que conoce, pero encerrado en una torre de marfil se pierde el placer de abrir una mente nueva, libre de preconceptos, que es lo que nos ayuda a continuar aprendiendo; ya que hasta el más ilustrado puede aprender de la sabiduría de los que han adquirido por experiencia,  los que han vivido mucho tiempo.

- " Maestro, su palabra es la luz que mi alma necesita para entender que no todos han podido acceder a su sabiduría y para despojarme de mi arrogancia por haber siempre gozado del privilegio de haberlo tenido todo.



Malena Lede - Psicóloga