EL DERECHO A LA INTIMIDAD - PSICOLOGÍA MALENA LEDE


No solamente los adultos tienen derecho a la intimidad, también los niños y los jóvenes..

A veces, los padres y los hermanos pecan de excesiva confianza y se inmiscuyen en las cosas personales de su familia, ya sea por compartir la misma casa, por razones de proximidad,  por curiosidad, por exceso de confianza, por celos y hasta por envidia.

Muchas veces, los más chicos tienen que sufrir la prepotencia de sus hermanos mayores y la impaciencia de los padres.  El resultado de esa condición afectará seriamente la autoestima de esos niños que crecerán llenos de resentimientos y deseos de venganza.

Lo más común es que cuando crezcan hagan lo mismo con sus hijos; de esa forma estarán dando lugar a una dinastía de personas intolerantes y resentidas.

Tomar distancia de los otros,  más que una necesidad es una obligación moral y una señal de respeto a la intimidad y a las libres decisiones.

Esta sencilla forma de tratarse mutuamente en familia puede hacer la diferencia entre una vida familiar pacífica y otra llena de conflictos. Porque el respeto que les debemos a los demás se aprende en la infancia, en función al trato que los padres tuvieron con sus hijos.

Los padres respetuosos de la intimidad de sus hijos tendrán más satisfacciones que sinsabores, verán cómo sus hijos harán lo mismo con sus amigos y con la gente de su entorno y que difícilmente tendrán enemigos.

Una buena manera de conocerse mejor y de tener oportunidad de reflexionar sobre nuestras decisiones es llevar un diario.  Escribir todos los días sobre todo lo que nos pasa es terapéutico, sabiendo que sólo nosotros tendremos acceso a ese contenido y que nadie se atreverá a violar nuestra intimidad.

A la mayoría de las personas le cuesta hablar de sus problemas, pero además no son muchos los que son capaces de escuchar.  La triste realidad es que básicamente estamos todos muy solos, aún estando en compañía.

Un diario personal brinda la oportunidad de expresar las emociones y ayuda a aprender a asumir responsabilidades y a arreglarse solo; porque  ningún otro, por más que los ame, puede vivir las experiencias del mismo modo.

Malena Lede - Psicóloga