Trabajar por cuenta propia en Argentina es una tarea que se ha idealizado porque puede resultar poco gratificante y agobiante.
Muchos de los que arriesgan un trabajo en relación
de dependencia de cuarenta horas semanales, seguramente tendrán que redoblar
sus esfuerzos, trabajar el doble y ganar menos que el empleado que tengan.
Sin embargo, las estadísticas son elocuentes y nos
muestran que un alto porcentaje de trabajadores en relación de dependencia
dejan sus puestos para dedicarse a trabajar por cuenta propia siguiendo un
sueño.
Estos modernos buscadores de oro, son los nuevos
emprendedores; seres capaces de enfrentar el desafío de lograr mantenerse con
un nuevo proyecto propio.
Seguramente tendrán que tener mucha suerte, porque lamentablemente,
la mayoría de estos negocios sucumbe al
poco tiempo, dejando un tendal de deudas y una gran sensación de fracaso.
Este afán humano de descubrir una mina de oro que
los saque del cómodo espacio ganado en una empresa y que les pueda ofrecer la posibilidad de alcanzar
un envidiado lugar entre los más ricos; lleva a muchos a embarcarse en emprendimientos innovadores que la mayoría de
las veces no prosperan.
El deseo de ganar grandes fortunas en poco tiempo
puede generar ideas delirantes que nublan la razón y pueden conducir a sufrir graves
depresiones, problemas de ansiedad y hasta llevar a las personas al suicidio.
En el ámbito de las ideas innovadoras, no es fácil lograr
en poco tiempo orientar masivamente al mercado a consumir lo nuevo, porque además
de una gran campaña publicitaria que cuesta mucho dinero, se necesita tiempo, para que con mucha suerte la gente comience a
responder favorablemente y lo consuma.
El extraordinario auge que tienen las nuevas
tecnologías no significa que todos los inventos prosperen de la misma forma;
porque muchos de ellos se van quedando en el camino y terminan siendo sólo un
recuerdo.
La creatividad no siempre produce éxitos y grandes
satisfacciones a quienes pasaron mucho tiempo dedicados a eso. Generalmente, tienen que pasar muchos años
para que ese nuevo negocio sea reconocido y aceptado.
Saber lo que todos quieren, y lograr cambiar el estado de comodidad que
les produce lo conocido, requiere mucho esfuerzo y puede no alcanzar una vida
para lograrlo.
La historia nos muestra que los grandes genios de la
humanidad casi nunca lograron hacerse ricos con sus inventos y que generalmente
fueron otros los que se beneficiaron, después de mucho tiempo.
Por esta razón, cuando se tienen buenas ideas es
mejor no pensar sólo en el dinero y ser capaz de pensar a otro nivel, considerándolas una
oportunidad para dejar una huella y realizarse.
Malena Lede – Psicóloga
Fuente: “Modo esponja”; Sebastián Campanario y Andrei Vazhnov.
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