El mundo avanza y todos los días el desarrollo de
nuevas tecnologías nos sorprende.
Sin embargo, no todas estas innovaciones son exitosas
ni cuentan con el apoyo público.
El sueño de hacer fortunas en poco tiempo impulsa a muchos
a invertir en nuevos inventos porque la imaginación de los seres humanos no
tiene límites y el interés por las novedades puede mover a muchos a adoptarlas
aunque pronto se den cuenta que no siempre son lo que esperaban.
Tuve que cambiar mi teléfono 4 G que compré no hace
mucho porque no funcionó más el whatsapp y como yo, todos los que tienen el
mismo modelo tendrán que hacer lo mismo.
¿Cuántos millones de teléfonos se venderán debido a
las nuevas aplicaciones que se incorporan? y ¿cuántos teléfonos tendrán que ser
desechados? Y lo que es peor ¿Ocurrirá lo mismo el año que viene?
En el Supermercado de mi barrio volvieron a instalar
dos cajas automáticas sin cajero. Esta
tecnología fue utilizada no hace mucho tiempo sin mucho éxito. Ahora se vuelve a intentar imponerla, por
ahora con poca aceptación del público.
En Arizona, Estados Unidos, un vehículo de transporte
público sin conductor atropelló a una mujer
que circulaba en bicicleta y la mató. Supuestamente estos aparatos cuentan con
sensores que pueden sortear cualquier obstáculo, sin embargo, no pudieron evitar
esa tragedia.
Luego de este accidente, estos vehículos que eran utilizados
en forma experimental, fueron sacados de circulación.
El afán de las empresas de obtener mayores ganancias
con un nuevo producto, que en este caso, de resultar exitoso llevaría a cambiar
todo el transporte público y a ahorrar mucho dinero en sueldos ya que dejaría a
mucha gente sin trabajo, parece no tener
en cuenta sus limitaciones técnicas ni la obligación de los sufridos consumidores
de adaptarse a esos cambios.
Estamos viviendo la experiencia del aprendizaje
permanente, alienante práctica que nos obliga a que ni bien incorporamos un
modo de hacer las cosas, tenemos que cambiarlo por otro.
Son tiempos de cambios acelerados que sumados al apabullante
caudal de información que nos llega de todos lados, producen en la gente gran incertidumbre, mayor
desasosiego y estrés.
Malena Lede - Psicóloga
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