GENTE DESORDENADA Y SUCIA - Psicóloga Malena Lede

(Foto de Malena)

El desorden y la suciedad en la vida de una persona  reflejan en primer lugar si es que ha adquirido en la infancia los elementales hábitos higiénicos.

Si la enseñanza fue escasa y esa persona  no tuvo oportunidad de aprender esos hábitos, obviamente le será más difícil aprenderlos siendo adulto; pero si ésta educación ha sido demasiado estricta, también puede afectar al individuo y llevarlo más adelante a hacer lo contrario .
 
Se puede dar ese estado de desidia y abandono,  después de haber vivido una experiencia límite que puede llevar a un sujeto a desinteresarse de sí mismo y de su entorno cuando se convence que su vida ha perdido significado.

El abuso de alcohol o de las drogas; la adicción al juego y a la vida fácil, puede provocar un cambio en los hábitos higiénicos y estar indicando un estado depresivo, debido a distintas causas, como por ejemplo, dificultades para elaborar las pérdidas, para enfrentar problemas afectivos o laborales,  por sentirse fracasado por no poder alcanzar objetivos a veces demasiado ambiciosos, o sea  cuando en definitiva no se cuenta con los recursos necesarios para enfrentar las desilusiones y las decepciones.

El desorden externo está expresando un desequilibrio interno, no poder enfrentar la realidad como es, cuando se tiene una imagen de sí mismo desvalorizada y con la convicción de la inutilidad de cualquier esfuerzo. 

El abandono personal y del entorno es un mecanismo de defensa agresivo pasivo, o sea una forma de ofender a quienes lo rodean y de hacerlos sentir incómodos con su desaliño y descuido, tratando al mismo tiempo de llamar su atención.

En todo caso siempre se trata de un problema psicológico más o menos grave según el nivel de abandono.

Hay quienes terminan pidiendo limosna y durmiendo en la calle; y no siempre se trata de indigentes obligados por las circunstancias económicas, sino de personas que por distintas razones han renunciado a participar en la sociedad en que viven y por decisión propia se han auto marginados.

También no son pocos quienes al convencerse de no haber podido realizarse en la sociedad en que viven, buscan en el delito una forma perversa de trascendencia y  se integran a grupos marginales que son por lo general quienes los aceptan como son.

Las enfermedades mentales que no son debidamente tratadas, también son causa de conductas desordenadas y falta de aseo personal. La ausencia de inhibiciones hace que al individuo no le importe su apariencia y se atreva a deambular sucio y sin la ropa adecuada para la estación, muy abrigado en verano y con escasa ropa,  en invierno.

También hay gente perezosa que no está dispuesta a hacer ningún esfuerzo para estar presentable y que elige vivir como un pordiosero hasta en su propia casa.

Esta es una condición que se revela en el primer encuentro, de manera que si se decide entablar un vínculo con una persona desaliñada y sucia, es porque se está dispuesto a aceptarla tal como es, lo que con el paso del tiempo no resulta nada fácil.