VIRTUOSOS o NO VIRTUOSOS - PSICÓLOGA MALENA LEDE

Muchos aspiramos a ser virtuosos, entendiendo por virtuosismo lograr vivir con honestidad, siendo bondadosos, justos, generosos, teniendo respeto por la autoridad,  coraje para afrontar la adversidad y dominio de nosotros mismos. Sin embargo, esto no es nada fácil, en un mundo que ha perdido los valores, lleno de personas individualistas que sólo piensan en sí mismas.

No sólo es difícil ser virtuoso porque vivimos rodeados de malas intenciones sino porque todas nuestras buenas intenciones tienen que luchar contra nuestras propias pasiones que llegan a superar la razón.

Benjamín Franklin, nacido en Boston en 1706, fue un genio y también un hombre exitoso, se destacó en distintas áreas entre ellas la electricidad (inventó el pararrayos), en los negocios, en la política y hasta en la diplomacia.

Él estaba convencido que todo lo que había obtenido había sido gracias a  haber llevado una vida virtuosa.  No se trataba de tratar de ser un puritano reprimiendo su sexualidad, ni de hacer donaciones a los pobres, ni de ser masoquista, sino de hacer una vida buena dedicada a realizar todo su potencial y el potencial de todo las cosas que veía a su alrededor para poder aprovecharlo.

Franklin cuenta en su autobiografía, que las virtudes se pueden aprender mediante la repetición y estaba convencido que gracias a haber llevado una vida lo más virtuosa posible había sido muy feliz hasta su muerte a los ochenta años.

Llegó a admitir que aunque muchas veces falló en su intento de perfección, le resultaba igualmente eficaz para el éxito de sus empresas cultivar la apariencia de la virtud aunque ocasionalmente no fuera la verdadera naturaleza de su carácter.

Claro que esto no era ninguna novedad ya que tanto Buda , como Confucio, otras religiones,  los filósofos griegos y la mayoría de las culturas sostenían el mismo principio.con respecto al comportamiento virtuoso y a la felicidad que proporcionaba.

Todos estos pensadores consideraban que la educación moral otorgaba la sabiduría de poder distinguir lo correcto de lo incorrecto de cada situación y hacía más feliz la vida de los seres humanos.

Actualmente, los valores humanos ya no son parte de la educación, por lo tanto si las experiencias no brindan un marco de comportamiento adecuado para la supervivencia general y particular, estamos criando futuros psicópatas.

La experiencia nos enseña que cada comportamiento tiene una consecuencia y que son pocos los que devuelven bien por mal; que tenemos que evitar ser deshonestos, injustos, egoístas o crueles porque todo vuelve multiplicado y que antes de actuar en forma impulsiva tenemos que razonar.

Los antiguos sabían lo que actualmente confirman los algoritmos; que si no cometemos delitos y respetamos las leyes y no nos relacionamos con criminales o ladrones es altamente improbable que suframos un ataque violento.  Lo dicen las cifras que proporcionan las computadoras, que no pueden mentir.