Toda persona necesita amar y ser amada, pero no siempre se puede lograr el amor de aquel que se cree amar.
La naturaleza es armonía y seguramente cada persona en este mundo tiene la posibilidad de encontrar a su otra mitad. Puede que no esté tan lejos, acaso haya estado siempre allí, tan cerca que no lo hemos podido ver.
Todo lo que parece común, que no sobresale del resto, tal vez conocido o no, no suele llamar la atención, porque generalmente la gente se siente atraída por lo desconocido, lo misterioso, lo que todos quieren; y si nos referimos a las personas, la más exitosa, la más atractiva, la que nunca está sola y todos quieren estar con ella.
¿Pero eso es amor o capricho? Porque una vez conseguido el objetivo, se pierde el interés cuando la comienzan a conocer. Y pasa que esa persona no es como la habían imaginado o idealizado, es diferente y puede que se sientan desilusionados al comprobar que tal vez es orgullosa, egoísta o indiferente.
Esta conducta lleva al sufrimiento, porque no les ocurre una sola vez, les ocurre siempre, con todas las parejas que conocen; porque tienen el hábito de establecer vínculos equivocados.
Jamás hay que intentar relacionarse con alguien que no les ha dirigido ni siquiera una mirada. Para esa persona simplemente no existen, no forman parte de su mundo, no significan nada y para ustedes cuando la llegan a conocer puede que tampoco.
Por esta razón hay que aprender a VER, porque generalmente la pareja ideal para cada uno está siempre mucho más cerca de lo que se cree.
Ese joven que habla poco, de bajo perfil, tal vez tímido o no, que es probable que hasta conozcan desde hace mucho tiempo pero que no lo han visto como pareja sino como amigo o compañero, puede ser la persona que están buscando, el amor de su vida que hasta ese momento no habían podido encontrar.
El tema es que hay que tratar de darle una oportunidad, para conocerlo mejor y tal vez, quién puede saberlo si no lo intentan, descubrir en él un diamante en bruto.
Los otros, los demasiado solicitados e inaccesibles, que ocupan con orgullo sus altos pedestales, quedarán en el olvido sin dejar ningún rastro, porque siempre se trata de entusiasmos pasajeros, que no duran, como las flores del verano que enseguida se marchitan y mueren.
El amor se cultiva como una planta y crece como ella, y lo que más valor tiene es la buena semilla; porque no es lo más común sino lo más difícil, encontrar a alguien que tenga el poder genuino de conmover el corazón de otro desde el primer día
Estar perdidamente enamorada no es lo mejor, obnubila el cerebro y la capacidad de discernir. Vemos lo que queremos ver, un ideal que no existe y que muy pronto proyectará sus sombras.
Hay que saber de quien se enamoran, no se puede entregar el corazón a un desconocido.
Ver también: El amor y la burla del destino
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Me ha encantado el post si me permite decirle.
ResponderEliminarAunque discrepo en algo, verá yo creo que hay muchas medias naranjas, unas se acoplan perfectamente y otras aunque no tanto también lo llegan a ser, en algún momento de nuestra corta vida.
Antropologicamente hablando los seres humanos somos animales monógamos, aunque en ciertas zonas del mundo se empeñen en que no sea así, pero aún así y todo, las feromonas actúan y ejercen su poder entre machos y hembras, y de ahí que fisicamente pueda haber más de una media naranja.Aunque nuestra mente, educación, religión dicte lo contrario.
Lo interesante es que si tan solo existiera una media naranja no habría divorcios, separaciones y un largo etc.. que nos ahorrariamos los seres humanos.
De todas maneras comparto, su opinión como mujer, no como antropóloga.
Me encanta su espacio y me verá muchas más por aquí si me lo permite claro.
Saludos
Hola Lisebe, me gustan las discrepancias porque aprendo y lo más importante es aprender, gracias por tu comentario y por seguir mi blog, un beso, malena
ResponderEliminarCompletamente de acuerdo con lo dicho. El enamoramiento nos nubla la razón y perdemos el horizonte y luego no sabemos como volver a retomar la normalidad de nuestras vidas y creemos que sin el (ella) nuestra vida terminó.
ResponderEliminarPOr eso creo yo, que uno no debe enamaorarse con el corazón sino que con la cabeza.. con la razón.
Sandra
Hola Sandra,
ResponderEliminarHay que amar con la cabeza y con el corazón, y el verdadero amor es querer la felicidad del otro además de la propia.
Enamorarse significa volverse posesivo celoso y dependiente.
Como todas las pasiones terminan mal, un beso, malena