Vidas y Vueltas - Capítulo X - Francia


El bus llegó a la frontera y entró a Francia por la zona vasca francesa, departamento de los Pirineos Atlánticos.

Atravesaron la ciudad de Bayona, la más importante de esa región y todos se sorprendieron de la enorme diferencia que se veía, después de cruzar la frontera.

Era bien evidente el mayor poder económico que distingue a ese lugar, considerando sus impecables residencias y sus mansiones señoriales.

Las landas, son dunas de arena que pertenecen a la costa marítima y que están cuidadosamente forestadas para frenar el avance de los médanos; mientras del otro lado de la ruta hay vastos campos sembrados.

Francia es un país rico y sus habitantes están orgullosos de su identidad. Pero el problema racista existe debido a la inmigración procedente de las colonias francesas y de árabes.

Ni bien comenzó a llover, el bus llegó a Burdeos, una importante ciudad dedicada principalmente al cultivo de uva y a la producción de vinos. Allí sólo pasaron la noche y seguirían viaje a París al día siguiente. A la mañana bien temprano abandonaron Burdeos con lluvia como suele esperarse del clima habitual de ese lugar.

Francia es un país poblado armoniosamente, porque las ciudades no llegan a ser demasiado grandes, existiendo una equilibrada distribución de la población en zonas rurales.

La ruta pasaba por Cognac, Roquefort y Pitier, donde pudieron apreciar el castillo de Loches sobre una colina.

Los castillos se fueron sucediendo unos tras otros mientras atravesaban el Valle del Loire, irguiéndose entre bosques frondosos y acompañados por primorosas casas de techos de pizarra.

Los reyes de Francia construían sus residencias en esta zona así como los miembros de la corte y toda la nobleza para estar cerca de los lugares de caza.

Antes de entrar a París pasaron por Orleáns lugar donde nació y vivió Juana de Arco.

Lo primero que distinguieron de esa ciudad desde la autopista fue la torre Eiffel y cómo la ciudad se erguía majestuosa en todo su esplendor.

A Martha la ciudad de París le pareció Buenos Aires; no es casual ya que ésta, en gran parte fue construida siguiendo su mismo estilo de edificación y con árboles en todas sus calles.

Llegaron al hotel que estaba ubicado en el Boulevard Poissonniere, próximo a los lugares que todos los turistas quieren conocer: el Museo del Louvre, el Teatro de la Öpera, el Café de la Paix, las Tiendas Lafayette, el río Sena, el Arco de Triunfo, la Torre Eiffel, la Plaza de la Concordia etc.

Después de cenar visitaron París de noche. La ciudad iluminada con luz propia, los edificios, las fuentes, la torre Eiffel, la Catedral de Nontre Dame, los barcos paseando por el río Sena llenos de turistas y finalmente Pigalle, donde están los cabarets y el famoso Moulin Rouge.

Permanecieron en París cuatro días, teniendo oportunidad de visitar con más detenimiento todos los lugares turísticos.

Para el día siguiente estaba programada una maratón, desayunarían en París, tomarían el te en Bélgica y cenarían en Holanda.

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