Vidas y Vueltas - Capítulo XII - Alemania




La frontera entre Bélgica y Alemania se encuentra cerca de la ciudad de Agen. Un espectacular panorama de colinas muy verdes con hermosas casas de estilo francés se podían ver a ambos lados de la autopista.

Martha y su familia disfrutaban de la privilegiada primera fila de asientos del primer piso del bus, ganado gracias a la obligación que tienen los pasajeros de rotar sus lugares en cada viaje.

Antes de llegar, la coordinadora les dio una clase de alemán básico para poder manejarse con alguna libertad en ese país.

Ocurrieron algunos incidentes, algunos pasajeros perdieron las valijas, un problema que podía convertirse en una mini tragedia porque estaba haciendo frío y no tenían qué ponerse; y un matrimonio perdió los pasaportes y probablemente tendría dificultades para poder seguir con la excursión.

Afortunadamente, después de unas horas ambos problemas se resuelvieron satisfactoriamente, no sin antes haber provocado un gran alboroto en el grupo y mucho estrés a sus protagonistas.

Alemania posee grandes extensiones de bosques, principalmente a lo largo de la zona noroeste donde se encuentra la selva negra.

En las ciudades se concentran grandes industrias pero el cuidado del ambiente es una preocupación de todos. También aquí existe un movimiento ecologista que se ocupa del reciclado de ropa, papel, cristal y madera.

En esta cultura hay una marcada rivalidad entre hombres y mujeres y el grupo feminista es muy grande. Hay restaurantes, cafés, cines, etc. sólo para mujeres y el lesbianismo está muy difundido.

Hay muchos inmigrantes pero la integración en este país es difícil, principalmente por el idioma y también por la discriminación racial. Además de los refugiados políticos, los turcos constituyen un problema social que alentó el surgimiento del movimiento neo-nazi.

Los bosques de Alemania tienen la misma magia de la escenografía del ballet “La Sílfides”, árboles frondosos entre la niebla, arbustos más bajos y una alfombra de hojas secas en el piso. Realmente esos bosques existen y no son fruto de la imaginación.

En Colonia visitaron la Catedral que parece ser la más grande de Europa. Luego siguieron hacia Frankfurt que se encuentra en el centro del país, ciudad donde nació Goethe.

Llegaron al hotel, que estaba ubicado un poco alejado del centro donde sólo pasarían una sola noche. Era el único lugar del viaje que no tenía la cena incluida, de modo que deberían arreglárselas por sus propios medios en una ciudad desconocida.

En Alemania existen 1240 fábricas de cerveza y hay grandes cervecerías por todos lados. El grupo entonces, decidió ir al centro a conocer una.

Al volver, en la televisión del cuarto estaban proyectando la película “Algo para recordar” con Cary Grant y Deborah Kerr, doblada al alemán pero sin leyendas abajo en castellano.

Decidieron irse todos a dormir porque un idioma desconocido es una muralla difícil de franquear, y además al día siguiente temprano debían salir para Basilea, Suiza.

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