Visión Inconsciente



La ceguera como consecuencia de una lesión cerebral puede permitir al invidente percibir gestos faciales y también evitar obstáculos en forma inconsciente; facultad que se denomina visión ciega.

Ese tipo de ceguera se debe a lesiones en la corteza visual de ambos hemisferios cerebrales, mientras los ojos permanecen sanos.

Pruebas realizadas con personas con esta forma de ceguera demostraron que tienen la capacidad de evitar obstáculos sin darse cuenta de ello.

En otros casos, pueden recibir estímulos que no ven en forma consciente, como por ejemplo figuras geométricas y hasta la emoción que expresa un rostro.

Un efecto similar se ha podido observar desconectando temporalmente la corteza visual en sujetos sanos.

Esta posibilidad de ver sin ser conscientes de ello, la tenemos todos aún sin sufrir ninguna patología, confirmando una vez más el hecho de que el cerebro puede registrar hechos o experiencias en la conciencia de algún modo aunque la persona no se de cuenta de ello.

No siempre somos conscientes de que vemos ni tampoco nos damos siempre cuenta de que no vemos.

La visión consciente depende de la corteza visual primaria. Las primeras investigaciones fueron realizadas en los años setenta por Weiskrantz y Humphrey con un simio que sin su corteza visual primaria podía desplazarse correctamente sin tropezar con ningún obstáculo.

El sonambulismo es otro ejemplo que demuestra que los individuos que experimentan este fenómeno pueden realizar actos sin tener conciencia de ello.

El cerebro parece disponer de otras formas de orientación aparte de la función de la corteza visual y la visión consciente.

La pregunta es qué señales recibe el cerebro que lo hace evitar los obstáculos sin ser conscientes de ello.

Las pruebas realizadas indican que se perciben más rápidamente los estímulos que son invisibles para la corteza visual primaria y que se reciben sin estar consciente que las que se perciben conscientemente.

El empleo de imágenes subliminales en las cuales se muestra al sujeto un estímulo visual en forma muy breve y enseguida ese estímulo se cambia por otro, mostró que la visión de la segunda figura influye en el procesamiento de la primera, aunque el sujeto no haya tenido conciencia de haberla visto.

Se ha estudiado exhaustivamente cómo reaccionan personas sanas ante estímulos emocionales que no pueden ver conscientemente. Los experimentos realizados con animales y en humanos anteriormente al fenómeno de la visión ciega ya indicaban que otras zonas del cerebro más antiguas que la corteza, como las regiones subcorticales, pueden recibir el estímulo en forma inconsciente y permitir dar una respuesta adecuada.

También es posible que luego de una lesión cerebral el cerebro de un humano adulto tenga la capacidad de establecer nuevas conexiones para compensar la discapacidad.

Esa plasticidad neuronal sería la que permite crear nuevas vías de visión ciega a personas sanas sometidas a pruebas experimentales.

La posibilidad de la visión ciega provoca inquietudes filosóficas debido a la contradicción que supone ver sin ser consciente de ello.

El hecho de que se trate de una visión inconsciente es un obstáculo para quienes padecen de ceguera por lesión cortical, ya que no confían en esta facultad como para aprovecharla en su vida diaria.

El entrenamiento mejora el rendimiento de estas personas ya que pueden identificar con más exactitud los obstáculos que estaban en su campo ciego.

Nuevas investigaciones deberán confirmar estas suposiciones.

Fuente: Investigación y Ciencia, “Ciegos con visión”, Beatrice de Gelder.