Sustancias que potencian la mente


Los laboratorios dedican siderales sumas de dinero para lograr fármacos efectivos que potencien el rendimiento cerebral; sin embargo no se sabe aún si los resultados son realmente efectivos ni tampoco se puede evaluar las consecuencias que pueden provocar estas drogas a largo plazo.

Algunos científicos premiados por sus logros académicos están dispuestos a devolver los premios porque realizaron su trabajo bajo los efectos de estimulantes para concentrarse mejor, debido al estrés que les provocaban las altas exigencias de rendimiento, para obtener un mejor nivel de financiación, tal como ocurrió con la neuropsicóloga y ganadora del premio Leibniz 2010, Rita Lien; quien confesó haber consumido sustancias dopantes cerebrales.

Esta investigadora se disculpó públicamente y renunció a continuar trabajando en la investigación científica.

Uno de cada cinco científicos participantes de un foro on-line confirmó haber tomado a veces alguna droga para aumentar su rendimiento intelectual.

El uso de estos medicamentos parece ser cada vez más frecuente en los laboratorios, en las universidades y en otras áreas como en el ámbito de la música profesional y entre los corredores de bolsa.

Una investigación realizada en 2005 mostró que el 34% de los directores de orquesta controlaban su miedo escénico con alcohol y betabloqueantes.

Sin embargo no existen datos confiables que fundamenten su efectividad.

Parece como si el afán por corregir y mejorar las funciones del cuerpo se haya trasladado también a tratar de intensificar la capacidad de la mente para que rinda mejor.

Y en efecto es así, porque la demanda de medicamentos para incrementar el rendimiento mental está creciendo en todos los ámbitos; como en el deporte, en el ejército, y hasta en personas comunes que simplemente trabajan y que también desean aumentar con drogas la capacidad de su cerebro.

El fenómeno del síndrome de los “savants”, cierta clase de autismo que sufren personas que se caracteriza por presentar habilidades extraordinarias específicas pero con dificultades serias para adquirir conocimientos sencillos; demuestran que el hombre tiene posibilidades intelectuales inimaginables.

Los “savants” son capaces de aprender de memoria libros enteros, leer al mismo tiempo las dos hojas de un libro abierto, una con cada ojo y tener una extraordinaria capacidad para el cálculo de muchas cifras sin saber contar.

Un ejemplo de habilidad excepcional es Stephen Wiltshire, que también sufre de autismo y que posee una memoria fotográfica increíbe; pudiendo dibujar con exactitud milimétrica, vistas panorámicas después de un vuelo sobre una ciudad desconocida.

Más conocido es el caso de Kim Peek que inspiró la película “Rain Man” interpretada por Dustin Hoffman, que sabía de memoria más de doce mil libros y que además poseía otras habilidades extraordinarias específicas, aunque por otro lado su inteligencia era más baja que lo normal y tenía grandes dificultades para vestirse solo.

Existe una relación entre el genio y la enfermedad mental. Por ejemplo, en la faz maníaca de la depresión bipolar, algunas de las personas afectadas por este trastorno tienen un rendimiento asombroso; pueden estar sin comer y dormir muchas horas, tener gran creatividad y rapidez, se pueden mostrar desinhibidos, de muy buen humor y muy activos sexualmente, como si su enfermedad potenciara todas sus funciones.

Los experimentos se orientan actualmente hacia la potenciación de los procesos de aprendizaje, sin embargo hasta ahora la administración de estas sustancias no están exentas de peligros o de severas contraindicaciones; sin ignorar que también pueden tener un componente adictivo difícil de controlar.

Hay que tener en cuenta que difícilmente estos medicamentos puedan hacer a alguien más creativo si no lo es, tal vez pueda incrementar su rendimiento en forma temporal, que para muchos puede ser beneficioso, pero no incrementará sus conocimientos.

Sin embargo pueden satisfacer la demanda de muchos que desean sacar alguna ventaja en algún momento crucial y eso es suficiente para que muchos laboratorios obtengan grandes beneficios.

Fuente: Mente y Cerebro, Investigación y Ciencia, No.40/2010, “Dopaje cerebral”, Mathias Berger, director médico del departamento de psiquiatría y psicoterapia del Hospital Clínico Universitario de Friburgo, Suiza y Claus Normann, médico jefe del mismo centro.