El Principio Femenino


Luego de haber llegado al extremo de caer en la bancarrota total, Islandia, un pequeño país de 320.000 habitantes, hasta no hace mucho tiempo gobernado por hombres, actualmente se recupera, presidido por una gran mayoría de mujeres, quienes tienen como principal objetivo defender el desarrollo sustentable.

En Islandia donde todos se conocen y tienen algún grado de parentesco; las mujeres tomaron las riendas a partir de las cenizas en que quedaron sus finanzas después de haber sido manejado con el principio masculino; y con una cosmovisión netamente femenina, lo han levantado. Ellas son ahora las dueñas del poder en los ámbitos del gobierno, la banca y cada vez más de las empresas.

Islandia, que ostentaba el privilegio de ocupar el primer puesto en el Índice de Desarrollo Humano de Naciones Unidas (o sea como el mejor lugar del mundo para vivir); en 2008 cayó en bancarrota y los hombres de ese país responsabilizaron a la forma de pensar de esos momentos, típicamente masculina.

Por primera vez en la historia de Islandia, el primer ministro fue reemplazado por una mujer, Jöhanna Sigurdardóttir, casada y gay, con dos hijos de un matrimonio anterior con un hombre.

A pesar de los avatares económicos, con una visión netamente femenina se dio prioridad a la conclusión de un proyecto artístico y cultural. Se decidió continuar las obras del Auditorio Nacional, que inicialmente había sido una iniciativa privada que quedó inconclusa porque el millonario autor del proyecto, se fundió.

La crisis hizo que el nivel de vida, que en otros tiempos era el más alto del mundo, cayera y provocara un descenso de los ingresos y por primera vez hubiera desempleo.

Hoy en día el presupuesto se ha logrado equilibrar, la moneda se ha estabilizado y las exportaciones han aumentado.

En Islandia el parlamento, donde ahora la mitad son mujeres, está de acuerdo en que se acabe la época del enriquecimiento rápido y en que la clave sea la sustentabilidad.

La aplicación del principio femenino en el poder está demostrando ser más pragmático y estratégico; tener una visión de futuro a largo plazo más que inmediato, e iniciativas que generan más igualdad entre los sexos.

La visión femenina pudo advertir que los sectores artísticos creativos, como la música y la literatura, generan la misma cantidad de ingresos que la extracción de aluminio.

El principio femenino, caracterizado por su sentido práctico con los pies en la tierra, progresa, en tanto que el principio masculino, con sus grandes ideales, su espíritu de lucha y su deseo de asumir riesgos, fracasa.

Hoy en día, el principio femenino apuesta a lo seguro con responsabilidad, teniendo la suficiente humildad de reconocer las propias limitaciones y aprovechando las ventajas.

Las mujeres son capaces de pedir ayuda cuando no saben, los hombres no, porque su tendencia natural es teorizar, innovar y utilizar la técnica de ensayo y error.

La sociedad en Islandia está estructurada ahora de tal manera que no le exige a la mujer optar entre el trabajo y la familia, que proviene del modo de vida de la ancestral cultura vikinga que confinaba a la mujer al hogar; porque puede muy bien hacer las dos cosas.

Islandia ocupa el primer lugar en el mundo en igualdad de género según el último informe del Fondo Económico Mundial, el mismo lugar que ocupaba antes de la crisis financiera, complementado ahora con su mayor grado de participación en el poder político y económico.

Pero el cambio más espectacular en los últimos años es haber influenciado notablemente la forma de pensar de los hombres, que reconocen los resultados prácticos.

Fuente: “La Nación”; 03/2012; Sección Enfoques; “Islandia, el país del poder femenino”; John Carlin; “El País”.