La Curación según la Filosofía Oriental


La filosofía oriental considera que el mundo que nos parece tan real es sólo una ilusión de los sentidos y que cada uno tiene el poder de crear su propio mundo. Esa ilusión que tenemos de la realidad que nos engaña, es la máscara detrás de la cual se oculta nuestro verdadero ser, perfecto y sin limitación alguna.

La mente humana está conectada con el cosmos y esa conexión proporciona conocimiento y sabiduría. Nuestra forma de pensar y nuestros sentimientos, pueden cambiar nuestra conciencia y en forma radical cambiar nuestro cuerpo y nuestras experiencias en el mundo.

Para crear un cuerpo perfecto un ser humano tiene que tener un conocimiento más profundo de la vida. No hay que hacer ningún esfuerzo, sólo silenciar la mente de todo pensamiento y esto es lo que nos revelará nuestra unidad con el cosmos.

La enfermedad se puede comparar con una isla de descontento en medio de un océano de felicidad y de salud perfecta. Es la señal que nos mandan todas nuestras células para recuperar el equilibrio que hemos perdido.

Las enfermedades más graves ocultan una cadena de desequilibrios y la curación se encuentra en lo más profundo de nuestras células.

La clave es creer que somos capaces de cambiar nuestra biología si cambiamos la manera de pensar y de sentir.

Percibir es agregarle significado a lo que vemos, es seleccionar lo que nos interesa de la potencialidad pura, la percepción crea la realidad de un potencial campo de energía donde existen todas las posibilidades.

La realidad que cada uno vive existe porque es aceptada y nuestro cuerpo recibe las señales de nuestros viejos hábitos volviéndolo más y más viejo.

Hasta la última de nuestras células se convencen de todo lo que imaginamos y así como creamos una enfermedad podemos crear la salud perfecta, porque nuestro cuerpo es una proyección de nuestros pensamientos y cambia cada segundo de nuestra existencia.

Cuando nos damos cuenta que podemos controlar la percepción de nuestro cuerpo, el cuerpo responde de la misma manera. La percepción crea la materia y cada pensamiento crea una molécula.

La ciencia permitió comprobar que la energía está hecha de ondas y de partículas y las partículas sólo se las puede localizar cuando se las observa.

Existe una profunda inteligencia en todas las cosas que hace que todos los acontecimientos que se producen se relacionan en forma ordenada; y esa inteligencia también está dentro de nosotros.

Cada uno de nosotros es una terminal de una gran computadora cósmica y la inteligencia se manifiesta tanto como pensamiento como moléculas.

Cuando nos conectamos con nuestras verdaderas necesidades permitimos que la inteligencia cósmica haga lo mismo.

Si le prestamos atención a los mensajes que nos envía el cuerpo, nos curamos, porque el cuerpo es capaz de elaborar el medicamento que necesitamos, sin contraindicaciones.

El equilibrio del cuerpo lo mantienen los biorritmos que a su vez están conectados con los ritmos de la naturaleza y de todo el universo.

La mente no está solamente en el cerebro, está en todo nuestro cuerpo y nuestro pensamiento fue el que aprendió a crear quienes somos.

La fe más elevada se logra cuando la mente se conecta con su propia inteligencia en cada experiencia; y una mente en paz crea milagros sin hacer ningún esfuerzo.

La conciencia como un todo está siempre sana, nos enfermamos cuando actuamos sin tener conciencia, o sea cuando la conciencia dice una cosa y la mente otra.

En el silencio está la conciencia pura.

Malena

Fuente: “Viaje al bienestar”; Deepak Chopra.