El Miedo a Volar


El miedo a volar impide a muchas personas viajar por el mundo, conocer otros lugares, otras culturas y al mismo tiempo tomar distancia de los problemas, descansar y evadirse de la rutina diaria.

El avión es el medio de transporte más seguro que existe en el mundo y esta afirmación se fundamenta en las últimas estadísticas; sin embargo, en Argentina, el catorce por ciento de la población sufre de aerofobia.

El miedo a volar es una fobia o sea el temor irracional a una forma de viajar que está comprobado es la más segura.

Como todas las fobias, la aerofobia produce, en las personas que la padecen, la conducta de evitación, o sea, evitan los viajes en avión y se trasladan por otros medios, tratando de que su trastorno pase desapercibido poniendo excusas más o menos creíbles.

Sin embargo, como todas las fobias, con el tratamiento adecuado, la aerofobia también puede superarse.

Las compañías de viajes elaboran programas de apoyo para las personas con este problema que desean superar su limitación, ya que puede entorpecer el normal desarrollo de sus actividades laborales e impedirles concretar en el exterior, buenos negocios.

Las fobias pueden ser un síntoma de depresión pero también son comunes en personalidades ansiosas y obsesivas, que son las que pretenden controlarlo todo.

También influye en el temor a volar cierta predisposición genética heredada o las experiencias traumáticas de situaciones de riesgo o de accidentes vividos o experimentadas por otros.

El obsesivo tiene que aceptar que la tripulación esté a cargo del control del avión y no él y esa condición lo hace sentir vulnerable y expuesto a una posible amenaza de peligro.

El tratamiento terapéutico se centra en proporcionar a los pacientes conocimientos sobre el funcionamiento del avión, saber cuáles son las fuerzas que lo hacen volar, los precisos controles de seguridad con que cuenta y detalles de las estadísticas de accidentes, que son sensiblemente menores a cualquier otro medio de transporte.

El paciente aprende, con distintos métodos, a desensibilizarse paulatinamente de sus temores, mediante la exposición a situaciones simuladas de vuelo hasta que finalmente es capaz de subir al avión sin miedo e incluso llega a disfrutar del viaje.

Si un pasajero tuviera un ataque de pánico durante el vuelo, la tripulación cuenta con los recursos necesarios para contenerlo y asistirlo y de ser necesario lo puede trasladar a otra parte del avión donde se pueda sentir más cómodo.

Los miedos de los pasajeros que hacen el curso antes de volar, no son todos iguales, algunos temen el momento del despegue, otros al aterrizaje y otros se atemorizan cuando se encuentra a gran altura o sobre el mar y también están los que tienen miedo a las turbulencias y al encierro.

Es sabido que el momento más seguro del vuelo es cuando el avión vuela a velocidad crucero una vez alcanzado la altura del corredor por donde debe circular. En cuanto al despegue y el aterrizaje, los aviones modernos son automáticos y se puede decir que pueden hacer todas estas maniobras, solos; con la supervisión del piloto que es el que maneja la computadora, pudiendo bajar o subir con precisión aunque haya mal tiempo y la visibilidad sea nula.

Es importante utilizar las técnicas de relajación y respiración antes de subir al avión, durante el vuelo y una vez que se ha llegado a destino; y tratar de evitar los pensamientos negativos cambiándolos por otros positivos.

Malena