Cómo es una mente sana


Los seres humanos somos sensibles y respondemos de distintas maneras a las emociones. Todos, muchas veces podemos sentirnos tristes, temerosos, preocupados o ansiosos, no tanto por las cosas que nos pasan sino por cómo vivimos las cosas que nos pasan.

Se puede aprender a tener una mente sana y vivir una mejor calidad de vida, cambiando las emociones negativas por otras más saludables que aumentarán nuestro estado de bienestar.

Las personas que no pueden tolerar la frustración son las que tampoco pueden tolerar equivocarse ni pueden aceptar los errores de los demás. De modo que si aprenden a ser más flexible y son capaces de cambiar de forma de pensar, sin aferrarse a ideas o reglas fijas, podrán dejar atrás el pasado y aprovechar esa experiencia para poder disfrutar del presente.

Estar pendiente de la aprobación de los demás los hará esclavos de los logros; vivirán la vida evaluándose y comparándose con los demás y no podrán disfrutar.

Aceptar los cambios y la incertidumbre de la vida no significa que tengan que renunciar a sus ideales, porque es la aceptación de las circunstancias y no la resistencia, la que nos permite trascenderlas.

Somos totalmente responsables de nuestras acciones, de nuestros pensamientos y de nuestras emociones negativas, de modo que no le podemos echar la culpa de esos sentimientos a otros, ni a las circunstancias ni a las condiciones sociales.

Una mente sana está libre de un concepto fijo sobre lo que significa ser una persona valiosa, de la idea de que los demás tienen que ser considerados, justos y comprensivos y de que en la vida las cosas tienen que ser buenas, fáciles y sencillas

Porque ser valioso no significa ser competente, capaz, suficiente y hacer todo bien ni tampoco lograr todo lo que uno se propone; porque una persona es mucho más que lo que hace o tiene; y los demás son como son y una mente sana no necesita la aprobación ni el amor de todos los que la rodean.

El mundo es como es y de nuestras acciones, pensamientos y emociones depende que sea un paraíso o un infierno.

Son las expectativas sobre lo que nosotros deberíamos ser, sobre lo que deberían ser los demás y sobre lo que debería ser el mundo lo que no nos permite disfrutar de la vida y ser creativos.

Cambiar nuestras creencias absolutas por otras más flexibles y racionales, aceptando a las cosas y a las personas como son, nos permite despojarnos de emociones negativas, como la ansiedad, la tristeza, la frustración o la culpa y disfrutar de una mente saludable.

Una mente saludable es curiosa, se interesa por lo nuevo, por lo distinto, y por lo que promete una experiencia diferente, condiciones que hacen posible la creatividad.

La curiosidad derrota al aburrimiento porque permite salir de la rutina y buscar la novedad, lo diferente y variado que nos enfrenta al desafío de vencer una dificultad.

El amor al conocimiento es el entusiasmo por aprender cosas nuevas que nos mantiene mentalmente jóvenes y sanos, no tiene límites de edad, amplía el horizonte y aumenta la comprensión del mundo.

Malena