El síndrome del sabio o "savant"


Las personas con este síndrome poseen una extraordinaria habilidad para realizar tareas muy complejas, imposibles de igualar por personas comunes, pero a la vez presentan serias dificultades para desenvolverse en otras muy sencillas, como por ejemplo atarse los cordones de los zapatos.

La alteración cerebral de estos individuos ha inspirado a los científicos a estudiar la posibilidad de aplicar este principio a personas normales, para potenciar la apertura mental hacia ideas innovadoras.

Los investigadores creen que estos individuos tienen a su disposición una forma de entendimiento más literal y menos filtrado que la mayoría de nosotros; lo que los llevó a investigar en profundidad esta condición para poder inducirla en otras personas mediante una técnica de estimulación cerebral no invasiva, con el fin de que puedan operar mentalmente con menos prejuicios e incrementar su creatividad y su capacidad para resolver problemas.

Estudios recientes muestran que si se logra liberar la mente de algunas inhibiciones mediante una disminución transitoria de la actividad nerviosa en ciertas áreas específicas del cerebro, se puede mejorar la imaginación y la creatividad para resolver problemas.

El genio exige una visión del mundo diferente al resto de las personas, singularidad que según el médico austríaco Hans Asperger (1906-1980), dedicado a los trastornos del autismo, es una característica de las mentes brillantes que podrían presentar también una forma leve de autismo.

Vivimos las experiencias en función de la forma en que vemos al mundo y en base a nuestros conocimientos previos; y ese estilo de pensamiento no es creativo, porque la creatividad no es un talento sino una manera de operar; y es posible que todos tengamos en forma latente el síndrome del sabio pero que no podamos aprovechar esas destrezas en forma consciente por estar limitados por nuestros preconceptos.

Aunque las ideas preconcebidas tienen su gran importancia ya que nos permiten prevenir acontecimientos y evitar cometer los mismos errores, a la vez estas ideas nos vuelve menos proclives a aceptar conceptos nuevos.

Stephen Wilthshire, artista británico que sufre de autismo, es capaz desde niño de dibujar fielmente, con realismo fotográfico, una imagen de complicadas escenas con sólo verla unos pocos minutos, mientras otros adultos sin ese síndrome pueden reproducir una imagen que vieron pero aplicándole esquemas internos propios.

Parecería que estas personas que sufren de autismo pueden ver la realidad con más objetividad casi sin procesar.

Bruce Miller, de la Universidad de California en San Francisco, ha reunido casos de personas con degeneración del lóbulo temporal anterior izquierdo debido a un accidente, que a la vez, súbitamente, adquieren destrezas de carácter literal, como por ejemplo de arte realista, o sea la capacidad de reproducir detalladas escenas sin características simbólicas, aún sin haber recibido formación alguna, tal como ocurre con los “savant”.

Pero no necesitamos lesionarnos el cerebro para adquirir estas destrezas ya que actualmente es posible disminuir la actividad neuronal en el hemisferio izquierdo durante breves períodos, aplicando estimulación cerebral no invasiva, método ampliamente aceptado.

También se están estudiando estas técnicas para el tratamiento de la depresión, los trastornos alimentarios, los problemas del habla y otras dificultades.

Uno de los métodos consiste en la colocación de un imán sobre un sector específico del cerebro que reduce el flujo normal de las señales eléctricas de las neuronas vecinas; pero la metodología más acertada parece ser la estimulación transcraneal por corriente continua, ya que resulta ser la técnica más sencilla y de menor riesgo. Esto permite alterar el comportamiento de las neuronas por un lapso de tiempo aproximado de una hora, durante la cual los probandos pueden acceder a un nuevo estilo cognitivo.

El fin último de estas investigaciones es disminuir las restricciones que imponen los conocimientos previos y evitar los obstáculos mentales a la creatividad.

Malena
Fuente: “Mente y Cerebro”; No.62/2013; “Corriente continua para la creatividad”; Allan W. Snyder, físico y neurobiólogo; Sophie Ellwood; psicóloga e investigadora y Richard P. Chi, doctorado del Centro de la Mente en la Universidad de Sydney.