Síndrome de Münchhausen por poderes


Hoy fui testigo de un episodio en la planta baja del edificio donde vivo que me recordó las características de este síndrome.

Dos mujeres jóvenes que no conozco trataban de controlar los alaridos de una niña de unos once años con un aparente ataque de nervios.

Me acerqué a preguntar si necesitaban ayuda y me dijeron que ya habían llamado a la ambulancia.

La niña no parecía ser anormal, simplemente se había desquiciado y gritaba desde hacía rato a toda voz alarmando a todos los vecinos.

Aparentemente la llegada de un hombre la calmó y se fueron.

El síndrome de Münchhausen por poderes es un modo poco habitual de maltrato de los progenitores que adoptan la actitud de fingir que su hijo está enfermo, suelen causar síntomas en el niño y pueden manipular informes médicos.

Martin Krupinski, de la Clínica Universitaria de Wurzburgo, se ha dedicado a estudiar este trastorno.

Este síndrome, cuyo nombre hace referencia a un conocido barón mentiroso, está incluido en el campo de la psicopatología dentro del grupo de los trastornos falsos.

Los adultos que sufren de este síncrome, son personas que sin motivo alguno se quejan de distintos síntomas y que son capaces de someterse a distintos tratamientos y estudios costosos, e incluso exponerse a intervenciones quirúrgicas riesgosas.

El profesor Krupinski describe un posible caso clásico de síndrome de Münchhausen por poderes. Estas madres llevan al niño a la consulta y le refieren al médico síntomas falsos o manipulados.

Se trata de madres que parecen muy preocupadas por sus hijos pero usualmente los maltratan o les inventan síntomas que no tiene.

De esta manera consiguen que el médico tome medidas terapéuticas innecesarias.

Un niño que recibe castigo por parte de sus padres cree que lo tiene merecido porque es malo.

Lo más frecuente es que la madre describa un ataque epiléptico que es difícil de comprobar, tal cual mencionaron las mujeres que encontré hoy para justificar el griterío de la niña que más bien parecía que estaba sufriendo un ataque de nervios.

Existe una larga lista de enfermedades ficticias que incluso son apoyadas con pruebas falsas por los progenitores.

Madres desequilibradas, pueden administrarle a sus hijos medicamentos que les producen diarreas o vómitos y hasta pueden intentar asfixiarlos con un almohadón y luego salir corriendo a pedir ayuda cuando deja de respirar.

Según investigaciones recientes alrededor entre el seis y el doce por ciento de los niños afectados, mueren debido al maltrato por parte de sus progenitores.

Los hombres por lo general permanecen al margen y suelen apoyar a la mujer.

Los médicos ven señales de alarma cuando existen algunas discrepancias entre lo que dice la madre y lo que informan los estudios médicos.

Si el niño mejora al separarlo de la persona que lo castiga, resulta una evidencia difícil de rebatir.

A veces estos diagnósticos se revelan gracias a la intervención forense y con la ayuda de cámaras de seguridad, cuyo uso a estos efectos, no en todos los países es legal.

Esta es una modalidad rara de maltrato infantil encubierta llevado a cabo por madres que se sienten solas y desprotegidas pero que disimulan sus necesidades. Algunas de ellas también sufrieron maltrato en la infancia y situaciones de abandono y pueden tender a autolesionarse, fingir enfermedades, sufrir trastornos de la alimentación, caer en la drogadicción y hasta cometer suicidio.

Estas madres parecen ser conscientes de lo que hacen pero no saber por qué lo hacen y pocas veces admiten su comportamiento.

La experiencia médica hace suponer que se trata de un trastorno de identidad y de una relación simbiótica con el niño, lo que no les permite diferenciar su cuerpo del cuerpo de su hijo.

Es una manera de descargar en forma transitoria, por lo menos las tensiones que no pueden soportar.

Son madres que necesitan a su hijo enfermo y éste se somete para protegerla.

Las consecuencias de estas experiencias en la infancia van desde alteraciones en el desarrollo durante la lactancia, hasta trastornos de ansiedad, hiperactividad y vivencia psicóticas a la edad preescolar e inclusive el síndrome de Münchhausen en ese niño durante su adolescencia o su primera edad adulta.

Es difícil, aún en casos que cuentan con pruebas evidentes, llegar a proteger al niño a largo plazo, por eso, lo mejor es apoyar a los padres y comprometerlos a cumplir un tratamiento terapéutico.

Malena
Fuente: “Mente y Cerebro”; No.60/2013; “El síndrome de Münchhausen por poderes es una forma rara de maltrato”; Christiane Gelitz, psicóloga y redactora de Gehirn und Gest, edición alemana de Mente y Cerebro.