Desde
el punto de vista psicológico, la fibromialgia es la manifestación de fuertes
dolores en todo el cuerpo que pueden estar expresando emociones reprimidas; ya
que podría tratarse de la consecuencia de un profundo conflicto interno
generado por uno mismo.
Las
emociones reprimidas, si no se llevan a la acción quedan bloqueadas en el
organismo y en la psique produciendo problemas psicológicos y tensiones en todo el cuerpo que a la vez
pueden favorecer el desarrollo de otras enfermedades.
Esta
patología se caracteriza por la manifestación de una serie de síntomas como dolores musculares, cefaleas, malas
digestiones, fatiga crónica, insomnio y depresión.
La
preocupación por la enfermedad y las dificultades que provocan los síntomas en
la vida diaria disminuyen los niveles de los neurotransmisores, de las hormonas
y de las endorfinas, alteran los ritmos biológicos del sueño y de la vigilia y el
normal funcionamiento del sistema inmunológico, lo que puede provocar el
desarrollo de infecciones externas a través de virus o bacterias.
El
hecho de que se trate de un conflicto personal interno no quiere decir que no
se necesite ayuda externa, pero también contribuye a la curación el deseo de
mejorarse, darse cuenta de las causas emocionales que subyacen a este trastorno
y estar dispuestos a hacer un cambio drástico en la propia vida.
Estos
pacientes buscan a los mejores médicos, concurren muchas veces de urgencia a
los hospitales con síntomas como ansiedad, neuralgias, taquicardia, alta
presión arterial, dolores abdominales, temblores, vómitos, dolores en el coxis,
sacro y caderas y dolores en las piernas que no les permiten caminar.
Aceptar
la enfermedad es el primer paso hacia la curación, o sea no vivirla como un
enemigo que hay que eliminar sino como una señal que ayudará a comprenderse
más.
La
misma enfermedad es la que provoca el primer cambio en el estilo de vida, desalentando
la auto exigencia, disminuyendo el nivel de actividad y simplificando la vida
para liberarse del estrés.
También
obliga a la persona a cambiar su relación con su entorno, a decir que “no” sin
sentirse culpable, a perdonar y perdonarse y a entender que la felicidad no
está afuera sino que proviene de adentro de uno mismo.
Otro
de los cambios es abrir la mente dejando de sentirse como una víctima y comenzar
a sentirse protagonista y responsable asumiendo una actitud activa y realista
frente a la adversidad.
Eliminar
los síntomas no es suficiente, es necesario también un cambio psicológico
radical que implique la aceptación de la realidad tal cual es y terminar con
los auto engaños que son los que nos llevan a la desesperación.
Según
testimonios, el enfoque holístico alternativo sobre el tratamiento de esta
enfermedad puede ayudar a superarla totalmente por medio de la acupuntura, la
alimentación macrobiótica, la bioodontología, la osteopatía y la terapia neural.
Malena
Más
información en el libro “Hablemos de Fibromialgia”; de María Ángels Mestre.
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