Psicología profunda - Psicología Malena Lede




Antiguamente, la medicina otorgaba relevancia a los sueños de los pacientes porque consideraban que ayudaban a esclarecer la naturaleza de la enfermedad. De esa época se han conservado registro de una serie de sueños, como los que utilizaban los “Terapeutas”, una secta del valle del Jordán que acostumbraba curar a sus pacientes mediante terapia psíquica.

Estos sueños eran útiles cuando los adivinos de las cortes no acertaban con sus pronósticos.

Los sueños si se analizan bien, reflejan los complejos afectivos, porque van acompañados de la fuerte emoción que los caracteriza.

Un complejo afectivo es la imagen emocional de una situación psicológica que ha quedado detenida y que no es compatible con la forma de ser consciente habitual de una persona.

Tal como aparece en la Cábala (interpretación esotérica de los libros sagrados judíos), los sueños tienen un significado simbólico de naturaleza individual cuya interpretación debe estar a cargo del mismo sujeto.

El sueño no se limita a manifestar el complejo psíquico personal sino que también puede alcanzar dimensiones mitológicas que representan contenidos más profundos de la psique, que se pueden comparar con las historias míticas.

Los médicos egipcios antiguos, que también eran sacerdotes, trataban de elevar la enfermedad del paciente al plano superior arquetípico, de modo que el enfermo podía sumergirse en el inconsciente colectivo y ser influenciado por esas imágenes hasta lograr recuperar el equilibrio perdido.

A nivel primitivo, esto explica en general, el valor de la medicina mágica para curar.

Actualmente encontramos maneras similares de enfrentar las preocupaciones o los conflictos psíquicos, por ejemplo, yendo a una iglesia y escuchando los textos sagrados que elevan a un plano mítico colectivo el sufrimiento individual, en el cual todas las situaciones difíciles tienen una solución y dan origen a situaciones nuevas.

La mitología no proviene del exterior sino del interior del hombre y las imágenes monstruosas que aparecen en los sueños son entidades imaginativas que responden a una necesidad humana, desafiar al dragón, enfrentarse con el enemigo y matarlo.

Para el paciente, el dragón puede representar el inconsciente, el peligro de ser tragado por el inconsciente; tal como cuenta la mitología, el héroe llega al estómago de la ballena(el dragón) en la más absoluta oscuridad hasta que la ballena muere después de haber navegado por los mares del mundo y el héroe puede salir a la luz, como un recién nacido, renovado y curado.

Esta es la parte de la psique común a todos, formada por las mismas representaciones que Carl G. Jung denomina inconsciente colectivo; que no proviene de experiencias individuales sino que es innato.

En nuestro cerebro existen las huellas filogenéticas del desarrollo de la humanidad a lo largo de millones de años y todo lo que existió vive todavía en nosotros.

La neurosis surge cuando una persona no puede enfrentarse con el otro aspecto que tiene toda persona, el aspecto oscuro de la naturaleza humana; el cuerpo se rebela y aparece una forma monstruosa, el dragón.

Todo neurótico revela que lo que está haciendo, de algún modo, está en contradicción con las verdades eternas de la naturaleza y el monstruo encarna a la ley general que no se puede trasgredir sin afectar gravemente a la naturaleza humana.

Y entonces ¿qué es lo que se puede hacer? Hay que cambiar, cuando la situación actual es algo que desean pero que a la vez no los deja ser felices. Adoptar una actitud que los haga sentirse mejor consigo mismos y ocupar su lugar sin tensiones, mejorando sus relaciones familiares y recuperando la armonía a su alrededor; siendo capaces de abandonar quimeras inalcanzables.

Malena
Fuente: “Los complejos y el inconsciente”; Carl. Gustav Jung