La hipnosis y la sugestión - Psicología Malena Lede - El poder de la mente







La hipnosis es un estado inducido, similar al sueño. La persona hipnotizada parece actuar sin juicio crítico y en forma automática sin reparar en lo que pasa a su alrededor si no se lo señala el hipnotizador.

Mediante esta forma de sugestión, pueden ser modificadas la memoria y la conciencia de sí mismo y además sus efectos pueden continuar durante la vigilia del sujeto. Es un método que ayuda a calmar o anestesiar a los pacientes, puede cambiar el comportamiento y revelar recuerdos reprimidos.


La hipnosis fue la primera de las técnicas psicoterapéuticas que fue utilizada para el tratamiento de trastornos psicológicos y que aún se utiliza en algunos países anglosajones, y en Suiza y Rusia.

Durante la guerra fría el poder de la sugestión y del control mental fue utilizado por los servicios secretos para asegurar el éxito de ciertos actos terroristas, entrenando a ciertos grupos especiales a realizar acciones bélicas en estado de trance y luego olvidarlas.

La técnica de la hipnosis varía según quien la practica, pero en general se trata de sugerir al sujeto que se desea hipnotizar, con voz pausada pero firme, que fije su atención en un determinado objeto, mientras se lo induce lentamente a cerrar los ojos y dormir hasta provocarle un trance hipnótico.

El individuo no está exactamente dormido sino que bajo la influencia del hipnotizador pierde parte de su conciencia y le transfiere su voluntad al terapeuta, quien mediante la sugestión de un ensueño orientado, lo lleva a describir la imagen sugerida y si se trata de un tratamiento psicoanalítico, a realizar las asociaciones correspondientes sin resistencia.

A pesar de lo mucho que se ha estudiado este fenómeno, aún hoy en día no se ha podido esclarecer del todo cómo es que ocurre.

La hipnosis tiene varias aplicaciones, entre ellas aún se utiliza para eliminar síntomas, como descarga emocional (catarsis) y para hacer conscientes conflictos profundos.

También puede indicarse para las neurosis de angustia, la astenia, para los síndromes psicosomáticos y para las neurosis de carácter, principalmente para el tratamiento de las personalidades psicopáticas.

La relajación profunda, también es un método terapéutico para el tratamiento de ciertas neurosis leves, para trastornos psicomotores como los tics, el tartamudeo e incluso para ciertos problemas psicosomáticos.

Este ejercicio de relajación profunda produce un estado hipnoide que regula las funciones vegetativas hasta los niveles de regulación de la vigilia y el sueño.

Durante la relajación profunda, se produce un estado de autohipnosis que podría llegar a lograr los mismos efectos que la sugestión inducida.

Las técnicas de control mental incorporan en la relajación el pensamiento positivo, la aceptación emocional del pasado y la proyección en el futuro de las intenciones deseadas.

En esos estados, el cuerpo sigue a la mente pudiendo llegar a modificar las funciones fisiológicas e incluso la estructura de las mismas células.

La autohipnosis es posible y es algo simple de realizar; sólo exige la constancia de realizar este ejercicio de relajación profunda todos los días.

La sugestión y la hipnosis también funcionan a nivel masivo, a través de la publicidad, para obligar a cambiar hábitos de consumo y modos de pensar.

El poder de la sugestión y la hipnosis también es utilizado por ciertos líderes, tanto religiosos, como políticos, para lograr sus propios fines..

Las imágenes que vemos por televisión también nos hipnotizan y pueden llevarnos a formar parte de una masa de personas sin pensamiento propio y obligarnos a renunciar a ser nosotros mismos.

Muchas de nuestras conductas son automáticas, otras aprendidas, otras obligatorias y otras son inducidas o sugeridas, de modo que la mayor parte de la vida la mayoría funciona hipnotizada, con la conciencia dormida.

Es hora de despertar.



Malena

Fuente: “Tratado de Psiquiatría”; Henri Ey. Enciclopedia Británica.