Lo Siniestro - Psicología Malena Lede




En general, lo siniestro coincide con lo angustiante y se aproxima a lo espantable y espeluznante, que no es experimentado por todos los individuos por igual.

Lo siniestro sería todo lo espantoso que afecta las cosas que nos son familiares desde hace mucho tiempo pero que hemos reprimido y que vuelve como algo nuevo y desacostumbrado que por sus características se vive como siniestro.

La condición básica para provocar el sentimiento de siniestro es la incertidumbre intelectual, algo que desconcierta y desorienta.

Se trata entonces de lo que por un lado nos es familiar pero por otro es la manifestación de algo que moviliza nuestras ansiedades y nos asusta.

Por ejemplo, un objeto sin vida que de pronto se mueve, las figuras de cera, las muñecas que hablan y los autómatas, los ataques de epilepsia o las manifestaciones de la demencia que de alguna forma se asemejan a procesos mecánicos o automáticos.

En la literatura, se puede evocar lo siniestro haciendo que el lector dude sobre el carácter artificial o real de una figura humana, recurso que se utiliza bastante en las tramas de ciencia ficción.

Otros temas que provocan efecto siniestro es el retorno de lo semejante, como el desdoblamiento del yo, la partición del yo o la sustitución del yo, que repiten los mismos rasgos faciales, personalidades, destinos, delitos cometidos y también la repetición de nombres durante varias generaciones que pueden ser motivo de superstición.

El carácter siniestro del doble proviene de épocas primitivas, cuando su sentido era menos hostil; pero actualmente el doble se ha transformado en una caricatura siniestra.

Desde el punto de vista religioso, el doble sería el alma; y subjetivamente nosotros mismos tenemos otro yo que es la conciencia, capaz de tratar al yo como si fuera otro y convertirse en un siniestro acosador.

Lo siniestro de la repetición nos afecta porque nos hace sentir inermes, sin recursos para defendernos, como los laberintos sin salida con la repetición involuntaria de distintos recorridos que nos llevan siempre al mismo lugar.

Las repeticiones también dan lugar a siniestras supersticiones, como creer que cualquier número que se repite tres veces trae mala suerte, como los números de cuartos de hotel, de pisos de un edificio, de camarotes, de asientos de avión, etc.

Según Freud, es posible que el inconsciente esté dominado por un impulso de repetición, proveniente de los instintos, que es capaz de superar el principio de placer y otorgar a ciertas manifestaciones de la vida psíquica que se repiten un carácter demoníaco.

Todos los neuróticos obsesivos tienen presentimientos siniestros que “casi siempre” se realizan.

Otra forma siniestra de la superstición es el miedo al “mal de ojo”, que supuestamente es producido por la mirada de envidia, que para Freud es la propia envidia proyectada.

Freud denomina a estos ejemplos de lo siniestro “omnipotencia del pensamiento”, que nos lleva a una antigua concepción del mundo, el animismo, que cree en los espíritus.

Parece ser que el desarrollo filogenético ha dejado rastros que se manifiestan en el desarrollo individual y que pueden tener lugar en cualquier momento y todo lo que hoy nos parece siniestro está evocando esos restos de actividad psíquica animista.

Lo siniestro es la angustia reprimida que retorna y que se tornó extraño y macabro debido a la represión, cuando algo que debía permanecer oculto se manifiesta.

Todo lo relacionado con la muerte y los cadáveres, como la aparición de los muertos, los espíritus y los espectros, muchas personas lo consideran siniestro.

Es posible que aún se conserve el antiguo sentido de que los muertos son enemigos que quieren llevarse a los vivos para no estar solos.

El animismo, la superstición, la omnipotencia del pensamiento, la actitud frente a la muerte, las repeticiones involuntarias, el complejo de castración, las intenciones malévolas, el carácter siniestro de la epilepsia y de la demencia y la idea de que son influencias de los demonios; así como los miembros separados, una cabeza cortada, una mano, el temor a ser enterrados vivos, el temor al silencio, a la soledad, a la oscuridad, son representaciones siniestras que también aparecen en los sueños.

Todo eso para el psicoanálisis proviene de lo familiar que ha sido reprimido y que cuando esas imágenes se actualizan mediante una impresión exterior parecida, o cuando se vuelven a confirmar algunas convicciones primitivas, como la existencia en algunos edificios antiguos, de fantasmas o espíritus, se vuelven sinistras.

Malena
Fuente: “Obras Completas de Sigmund Freud”; Tomo III; “Lo siniestro”.