MAESTROS EN HUELGA - PSICOLOGÍA MALENA LEDE




Hay maestros que son capaces de enseñar a sus alumnos que los policías son malos y los que producen disturbios en la calle con sus reclamos, cortan el tránsito, insultan y les tiran piedras a los agentes del orden son buenos.

Como por ejemplo una maestra de jardín de infantes que le hizo dibujar a sus pequeños alumnos en clase, a policías “malos” pegándoles a  maestros “buenos” que realizaban una protesta.

Los niños a su cargo recibieron así el mensaje subliminal “la policía es mala,  los maestros buenos”  con la falsa información malintencionada de su maestra.

Enseñar a un niño que la policía es “mala” al intentar poner orden y los maestros “buenos” por cortar el tránsito en horas pico y cometer actos de violencia, es un golpe bajo que no tiene en cuenta el daño psicológico que puede causar a ese niño; porque es en la escuela donde se afianzan los valores que se aprenden en el hogar, pero también donde se pueden confundir, como en este caso, y producir un conflicto que puede tener consecuencias devastadoras en el futuro.

Sabemos que muchos valores se han perdido y que la sociedad está sufriendo graves atropellos de personas que cometen serios delitos sin sentir culpa.  Robos impunes, arrebatos en plena calle a cualquier hora del día, violaciones, crímenes.

A este estado de cosas ahora se suma la acción intransigente de los sindicalistas de los docentes, que desesperados por la falta de respuesta de las bases están dispuestos a enfrentar a la policía, encapuchados para que no los identifiquen y armados con palos.

La maestra mencionada hizo su parte,  enseñando a sus pequeños alumnos que la policía es mala porque les pega a los maestros y que los sindicalistas que producen caos en las calles, sin importarles nada del resto de la población, son buenos.

Sin embargo no fue así, porque la policía hasta ahora ha tenido una conducta irreprochable con los huelguistas.  Fueron ellos los agredidos con toda impunidad y no la banda de encapuchados con palos y piedras que encabezaba la protesta.

Si para conseguir mejoras salariales, los sindicalistas han llegado al extremo de alquilar bombos y matones y los maestros son capaces de inculcarles valores perversos a los niños, están demostrando que la actual decadencia moral también los ha alcanzado a ellos, que entonces representan un riesgos para nuestros hijos y que ya no son aptos para ese trabajo.

Porque los maestros, que tienen en sus manos la frágil plasticidad de los niños, pueden ser grandes inspiradores pero también pueden generar, como en esta circunstancia, una influencia nefasta en sus alumnos.

Los grandes inspiradores son pocos, por eso, hay que cuidar mucho a nuestros niños de los otros, de los que no tienen vocación y que como no logran hacer nada bien, entonces enseñan.

Malena Lede - Psicóloga