LA SABIDURÍA DEL CORAZÓN - Psicología Malena Lede





El corazón tiene neuronas, por eso no se equivoca.

Las emociones nos enseñan y si les prestamos  atención podemos aprender de ellas. Son los mensajes que nos envía el corazón con un significado personal.

A través de las emociones podemos recordar experiencias pasadas, grabar en nuestro corazón las experiencias presentes y proyectar nuestro futuro. 

Las emociones son fuente de sabiduría y nos pueden ayudar a crecer y a evolucionar.

Mediante las emociones nos acercamos a las personas que amamos y que nos agradan y a las cosas que nos proporcionan placer y bienestar; desarrollamos nuestros intereses, canalizamos nuestros proyectos, conocemos nuestros límites y podemos alcanzar todas nuestras metas.

Las emociones básicas son el miedo, la ira y el amor.

El miedo es la emoción que nos protege de los peligros físicos o psíquicos reales; nos impulsa a huir o a luchar, puede evitarnos sufrimientos y graves daños. 

Es necesario comprobar si el miedo es real o imaginario.

Si es real nos permite defendernos y si es imaginario es necesario aprender a enfrentarlo.

La ira surge cuando las circunstancias nos hacen daño o cuando las personas nos ofenden o humillan; cuando sufrimos una frustración o cuando un obstáculo impide que se cumplan nuestras expectativas; cuando sufrimos alguna pérdida o experimentamos un conflicto.

La ira interfiere en la vida afectiva y si provoca violencia puede destruirla; dificulta la comunicación y genera culpa.

Expresar la ira es saludable si se manifiesta en forma pacífica  en el mismo momento de la afrenta y ante las personas que están involucradas, pero puede enfermar a una persona cuando se reprime.

El amor es sinónimo de entrega, respeto, atención, comprensión, devoción, humildad, sacrificio y deseo de compartir; y sólo se puede lograr cuando se alcanza la madurez emocional.

Sentir una emoción no es suficiente, lo ideal es poder expresarla adecuadamente.

Ser capaz de manejar las emociones y de expresarlas de la mejor manera nos hace sentir bien estando solos o en compañía, nos permite comprometernos, asumir responsabilidades, ser fieles a nosotros mismos y mantener nuestros valores.

Malena Lede - Psicóloga