INTENTO DE SUICIDIO EN UN COLEGIO-Http://psicologia-malenalede.blogspot.com



Una joven de 15 años, de la ciudad de La Plata, capital de la Provincia de Buenos Aires; sustrajo el revólver que guardaba su padre en su casa, lo llevó al colegio;  y en el aula, frente a sus compañeros, tal como lo había anticipado a través de una red social, se pegó un tiro en la cabeza quedando en estado de coma profundo.

Una vez más la crónica policial nos informa sobre otra tragedia posible de evitar, pone en evidencia las graves consecuencias que produce el bullyng en sus víctimas y la consecuente depresión que los lleva a tomar tan dramática decisión.

Sin embargo, el hecho de ser discriminado no es suficiente para llegar a este extremo; algo más está pasando en los hogares de estos adolescentes en crisis que no pueden procesar y que se suma a sus dificultades para socializar.

La etapa de la adolescencia en las grandes ciudades suele ser un proceso largo y difícil, el paso necesario de la niñez a la juventud, un cambio radical que no todos pueden lograr con éxito cuando el entorno se vuelve demasiado hostil y ellos se convierten, por alguna razón, en el blanco de las burlas.

Todo adolescente necesita ser igual a sus pares para luego poder diferenciarse, ese es el grave escollo que tienen que sortear que por muchas razones algunos no logran.

Algunas condiciones físicas particulares, como el exceso de peso, ser demasiado alto o demasiado bajo, demasiado pobre o demasiado rico, demasiado tímido, demasiado callado, demasiado inteligente o demasiado tonto hacen que los que supuestamente son “normales” y semejantes a clones, lo conviertan en el enemigo que hay que destruir por atreverse a ser diferente.

Aún el adolescente menos violento, protegido e incentivado por el grupo, puede transformarse en un acosador y tener la oportunidad de descargar toda su agresividad reprimida en alguien más vulnerable, una cobardía que le permite expresar su lado oscuro.

Existen muchos motivos para que entre padres e hijos adolescentes no haya diálogo; exceso de trabajo, horarios demasiado largos, pocas oportunidades para comunicarse; graves dificultades económicas, ignorancia, indiferencia o simplemente egoísmo.

Es en el hogar donde se adquiere la socialización primaria, que es la matriz del modo de ser con el otro, donde se aprende a aceptar las reglas, el respeto por los otros, la comprensión y la compasión; y es en la escuela donde se aprende la socialización secundaria a partir de lo aprendido en la casa,  la aceptación de las leyes de la sociedad, el respeto por los demás, la comprensión de los que piensan diferente y la compasión por los más débiles.

Los jóvenes llevan al colegio, la incomprensión que han recibido, la falta de respeto y compasión por el otro  y toda la violencia reprimida;  y la descargan donde y en quienes pueden.

Todos los adolescentes luchan por ser reconocidos y aceptados, tanto en su hogar como en su grupo; y el que no ha aprendido a confiar en sí mismo y siempre se ha sentido rechazado es capaz de odiarse hasta el punto de volver toda su rabia y frustración sobre sí mismo.

Este fenómeno es difícil de revertir porque la sociedad adulta también compite y discrimina; y porque en el mundo se hacen guerras contra quienes piensan diferente, contra quienes tienen distinta religión y contra quienes son de distinta raza o color.

Los hijos miran lo que hacen sus padres y se identifican con ellos, adoptarán sus mismos valores, actuarán con la misma altura o bajeza, tendrán las mismas virtudes y padecerán sus mismas obsesiones.

Malena Lede – Psicología Malena Lede