El aislamiento
total de todo estímulo exterior provoca alucinaciones, o sea hace que el
cerebro comience a producir imágenes y ruidos que no existen.
El psicólogo
canadiense, Donald Hebb estudió los efectos que produce en el cerebro la falta
de estímulos sensoriales en personas sanas a mediados del siglo pasado. Ese experimento reveló que si el cerebro no
recibe estimulación continua, puede producir recuerdos espontáneos reales o no
y sensaciones fantásticas.
Durante el
aislamiento total algunos de los individuos que participaron en las pruebas
comenzaron a tener visiones, podían ver el futuro, realizar viajes fantásticos
y recordar nítidamente maravillosas imágenes del pasado reales o no.
Toda persona puede
experimentar estas alucinaciones si su cerebro no recibe estímulos sensoriales
el tiempo suficiente.
Una experiencia
similar puede vivirse en estado de relajación profunda durante la meditación
trascendental. Los mismos síntomas también suelen provocar limitaciones
auditivas y visuales como la ceguera o sordera.
Una forma más leve
de privación sensorial puede ocurrir cuando se conduce un vehículo durante
muchas horas durante la noche, fenómeno conocido como hipnosis del
automovilista, cuando de pronto aparecen en el medio del camino animales o
personas que no son reales.
Los navegantes
solitarios también suelen padecer alucinaciones durante una larga travesía, pueden
escuchar voces que susurran y risas con toda claridad y hasta pueden participar
de conversaciones con seres imaginarios.
Esto ocurre porque
para cada objeto conocido contamos con un circuito neuronal en el cerebro,
almacenado en la memoria, que en esos estados de carencia perceptiva pueden
activarse sin la presencia del estímulo externo.
Pero a diferencia
de las alucinaciones que provocan ciertas patologías mentales, en estos casos
el cerebro puede distinguir si se trata de una imagen real o imaginada.
El aislamiento que sufren algunos ancianos también puede provocar la aparición de estos síntomas.
El aislamiento que sufren algunos ancianos también puede provocar la aparición de estos síntomas.
Malena Lede –
Psicóloga
Fuente: “Mente y
Cerebro” No.59/2013
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