Publicado el 2008/10/06 por Psicóloga Malena Lede
Malos Alumnos
Daniel Pennac, escritor francés contemporáneo, escribió un libro basado en sus propias experiencias de fracaso escolar.
Sin embargo, a pesar de sus dificultades consiguió graduarse y trabajar veinticinco años como profesor, experiencia que aprovechó para investigar sobre los problemas que tienen algunos alumnos para comprender lo que les enseñan sus profesores.
Sus propias vivencias lo convencieron que no necesariamente es un problema psicológico el que le impide a un alumno entender las enseñanzas de sus profesores, sino más bien son los métodos para enseñar que tienen los profesores los que no alcanzan a captar el interés de sus alumnos.
Él provenía de un hogar bien constituido, sus padres lo amaban y había disfrutado de una infancia feliz y cómoda, sin embargo padeció el sufrimiento de ser un mal alumno.
Es un error suponer que a los chicos no les importa esta situación, piensa que los malos alumnos sufren por su mal desempeño, su familia se siente impotente y sus maestros frustrados.
Un niño comienza no entendiendo lo que su maestra dice ya desde que comienza a ir al colegio, se siente diferente a los demás y por esta razón se resiste a ir a la escuela, desarrollándose un círculo vicioso difícil de romper.
Algunos profesores se rinden porque creen que la falta de interés en aprender se relaciona con el estilo de vida actual, los problemas sociales y la ausencia de principios morales, pero él cree que la poca habilidad para aprender se puede revertir modificando la forma de enseñar.
Es necesario que los docentes cambien su metodología y dejen de enseñar reglas sin sentido de una manera árida y sistemática y comiencen a darle significado a lo que enseñan, de modo que sus alumnos puedan descubrir el sentido que tienen las cosas.
Un alumno que no entiende no puede participar, se siente aislado, incomprendido y aburrido. Lo más probable es que se dedique a molestar para llamar la atención, acumule agresividad y resentimiento contra los favorecidos que entienden y contra la escuela.
Para Pennac, el rol del profesor es fundamental y su responsabilidad total.
Los chicos están viviendo una época consumista que les hace perder el sentido de los valores esenciales, quedando expuestos a la influencia de la publicidad que los lleva a crearles necesidades ficticias e intereses que los convierten en autómatas pasivos que anulan su capacidad creativa.
Los docentes han perdido la jerarquía de su antiguo rol, el maestro está desvalorizado, los sueldos se han ido deteriorando, tienen poca motivación para hacer el esfuerzo que se espera de ellos.
Sin embargo, quedan todavía algunos maestros que toman su trabajo como un apostolado y que saben sacar a la superficie lo mejor de cada uno de sus alumnos.
Pennac considera que es inútil exigirle a los alumnos conductas formales sólo por tradición o como una forma de respeto hacia el poder del profesor. Lo más importante es procurar que se calmen y que aprendan a escuchar en silencio los sonidos que los rodean para aprender a concentrarse.
Para Pennac es útil utilizar la memoria para recordar los textos de los grandes escritores para llegar a contar con una especie de biblioteca mental que los guiará siempre.
Para los alumnos muy atrasados recomienda el internado, que además de liberarlo de la influencia familiar lo obligará a contar únicamente con su maestro como único recurso.
A él esta solución le resultó eficaz ya que pudo rehabilitarse luego de ser considerado por sus profesores como un caso perdido.
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