Publicado el 2010/02/16 por Psicóloga Malena Lede
El Miedo a Ser Sincero
Se puede decir lo que uno siente sin ofender al otro si actuamos con naturalidad y sin hostilidad.
Sabemos que la verdad duele pero también que ser sincero termina siendo la mejor manera de vivir.
Las mentiras no son piadosas, porque subestiman al otro considerando que no es capaz de enfrentar sus problemas, demostrando sutilmente que se es superior.
Las personas tienen formas de pensar diferentes, distinta educación y sus propias experiencias, de modo que cada persona es un mundo y vive lo que le pasa de una manera única.
Por esta razón no podemos pensar por ellas creyendo que son como nosotros y tener miedo de decirles lo que les corresponde en cada situación, con temor a ofenderlas.
La sinceridad en el comportamiento mantiene la amistad, la confianza y el respeto, mientras que una sola mentira puede acabar con todo eso.
La amistad tiene límites que hay que respetar y si alguien vulnera esa limitación hay que ponerlo en su lugar en forma objetiva y sin el agregado de las reacciones emocionales que pudiera suscitar, impidiendo que invada nuestro terreno o nuestra intimidad.
Nos damos cuenta de los abusos de los demás cuando empezamos a sentirnos incómodos y nos hacen perder nuestro equilibrio emocional.
Los límites no son fijos ni existe un modelo de comportamiento que nos indique cuándo tenemos que decir lo que pensamos sin vueltas para poder recuperar la serenidad interior que debe ser imperturbable.
No existe ninguna situación ni ninguna persona que tenga el poder de desestabilizarnos o de hacernos infelices, somos nosotros, que con nuestra actitud permitimos que vulneren nuestra paz interior.
El que ofende o quiere abusar de otro, sabe que está haciendo lo incorrecto, sin embargo se atreve a violar cualquier frontera en virtud de una necesidad personal que puede ser real o fantaseada.
Algunos tienen recursos que les han servido durante toda su vida para manipular a los demás y no dudan en utilizarlos cada vez que piensan que las circunstancias los obligan.
Otros piden disculpas antes de cometer un atropello, de decir algo ofensivo o de intentar una manipulación, para inhibir cualquier reacción indeseable.
Lo peor que podemos hacer con estas personas es pasarles por alto sus inapropiadas conductas o hacer como que ignoramos sus intenciones; porque sencillamente no se detienen allí y seguirán avanzando para probar hasta dónde pueden llegar.
Estas personas no se ofenden, porque lo único que les interesa es que se cumplan sus propósitos, por lo tanto una reacción inesperada sólo los llevará a cambiar su objetivo para lograr lo que se proponen.
El temor a ser sincero oculta el miedo al rechazo, porque todos queremos ser aceptados y queridos y tememos la pérdida de nuestra imagen.
La necesidad de mantener nuestra imagen nos hace perder nuestra autoestima, dejando que los demás se aprovechen de nosotros y nos utilicen como objetos.
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Eso pasa con los amigos/as. ¡Hola, Malena! ¿qué tal? E imagino, creo recordar que se contagia esa manera de ser. Ahora con mi madre y abuela soy mejor persona. Mi madre y abuela son muy buenas personas también.
ResponderEliminarTengo amigos que son buena gente, con sus defectos, como yo, supongo. Parece que si uno se vé teniendo defectos se siente una caca. Hay que ver los de los demás, que son los mismos de uno pero en otra persona.
Se siente uno más ligero, ¿verdad?, si vé los defectos del otro y no los de uno mismo. Pero está la gente para decirte: "...tú también" o "...tú eres peor" y te fastidia.
Yo a veces me creo que puedo decir un defecto de otro sin tenerlo yo, o algo así. Es una construcción mental que creo es ficticia.
Una vez, me dijeron los amigos para que pensara yo, hablando de esto: "vete a una cárcel y dile a un preso por asesinato; "¡asesino!". Yo les dije: "No puedo. No soy asesino". Eso me enseñó mucho. Me hizo pensar.
Los maestros de escuela deben enseñar esas cosas, en vez de que si ecuaciones de 2º grado y el coño de la Bernarda... Son más liberadoras las cosas que nos enseñan de lo social.
Mis amigos hicieron de psicólogo bueno en aquella ocasión. ¡Gracias a ellos! Y estoy peleado con ellos ahora... el corazón de los amigos cambia, o cambiamos...
bueno...
Hasta lueguito,
Pablito
Oye, Malena, el miedo a ser sincero se refiere a decirle al mal amigo que se porta mal con uno, a decirle que eso no es así, ¿verdad? A veces uno mantiene amistades que son una caca.
ResponderEliminarYo, reconozco que me porto mal con mi madre a veces. (Exhalo fuertemente). A veces creo que uno se mete con otro y este con otro y el otro con otro, como un choque de coches en cadena. Lo que mis hermanos me hacen a mí, yo se lo hago a mi madre, y mi madre, ¿a quién? bueno, a veces le dá alguna voz alta a mi abuela, ¿y mi abuela a quién?
Lo mejor es decir las cosas a los que se meten con uno. Y no meterse con el que no debe culpa.
Mis hermanos se meten conmigo, no todos, algunos. Dicen que no hago nada. Estoy aquí un fin de semana en el que todo el mundo está de vacaciones cuidando a mi madre y abuela. Pero eso no me lo valoran. Eso es "que yo digo que estoy para cuidar a mamá y abuela". Debo ser fiel a mis palabras. Como si ellos lo fueran a las de ellas...
Hola Pablo, a veces, por temor a perder a un amigo uno se queda sin expresarle lo que siente. Claro que no se puede decirlo todo porque tenemos que tener nuestra propia intimidad para nosotros y si lo dijéramos todo nos quedaríamos vacíos por dentro. Además, nunca tenemos toda la razón porque sólo podemos ver nuestro punto de vista.
ResponderEliminarEn esta vida sólo hay que decir lo justo, a su medida y armoniosamente y se lo debería decir de la mejor manera sin intención de ofender.
Pero si nos guardamos todo entonces explotamos con quien no tiene nada que ver, cuando desborda el vaso.
Aquí hoy es feriado, el aniversario de la muerte del General San Martín, el libertador de América. Claro que España no lo debe festejar porque nos independizamos de España. saludos, male
:) ¡Hola, Male! Aquí, en el pueblo donde nació mi padre hay una plaza dedicada a Teresa de Bolívar, abuela del libertador de Venezuela, creo. Está delante de la iglesia donde está la patrona de la Isla, Nuestra Señora del Pino, un poco apartada, también es verdad. La plaza es líndísima, con fuentes de piedra aunque las ví inactivas, creo. Es que la abuela del libertador de Venezuela, Simón de Bolívar, nació en Teror, (Gran Canaria, Islas Canarias).
ResponderEliminarAcabo de mirar en wikipedia, dice que la madre de Simón Bolívar era descendiente de canarios. Imagino que sería tatarabuela, eso creo que le oí a mi madre decir.
En Venezuela, Cuba, Colombia imagino también, hay muchas familias descendientes de canarios/as.
Incluso San Antonio, (Texas) en EEUU, fue fundado por canarios. Lo que se conoce hoy por esa ciudad. Vinieron gente de allí para acá para reconocer esos orígenes.
El hombre y mujer más fuerte domina al hombre y mujer más débil. Uffffffff!! Estaban allí los indios tan tranquilos, y no sabían que había gente más fuerte que ellos que querían llegar al otro lado del mundo por otro camino diferente. Y allí estaba un continente que no sabían de su existencia. América.
La verdad, veo ahora que eso pasa entre personas también. Y que nadie se salva. Bueno, a ser felices y buscarse la vida...
Porque la cebra más lenta es la que se come el león. Dicen que para eso se esfuerza la gente; para no ser la cebra más lenta y que el león no nos salte al cuello después de perseguirnos.
Eso ví yo en un programa de debate cultural en la tele. Creo que era sobre la "des-humanización de la sociedad", hablando para paliar eso.
bueeeno...
:) ¡hasta luego!
Pablo Manuel
¡¡Hola, Male!! Yo no hago muchos amigos porque sufro un poco con las cosas de los amigos. No sé llevarlas. Aunque he hecho amigos de los malos, de los falsos, de los interesados y todavía pienso en ellos.
ResponderEliminarA mis hermanos que se meten conmigo pasar de ellos. Mi hermano cuando me ha tocado a mí criticarlo por algo que hacía mal creía yo, me decía "me dá igual lo que me digas". Debería decírselo yo a él ahora. Necesito un amigo. Y alguna gente hace que te quiere, pero no te quiere.
La verdad, cuando hago mi vida con otros amigos, no pienso en los que pasan de mí. (Parece que quiero vivir en soledad, como si mi corazón fuera algo "despreciable"). Me he sentido no-querido entre "amigos". O que sus reglas eran otras a las de mi casa. A veces, sientes que te tienen allí al lado de ellos, pero pasan de tí. A lo mejor es lo que quieres. Un amigo para no estar entre amigos peores.
bueno, gracias, hasta lueguito,
Pablo Manuel :)
Hola Pablo, es difícil tener amigos interesantes, de esos con los que uno puede hablar de las cosas que le interesan. En general, la gente que nos rodea suele ser común, sin demasiados intereses más que ver televisión. La gente lee poco y si lee lo hace sólo para enterarse de cosas triviales que no le dejan nada o escucha las noticias que sólo dan cuenta del último accidente o robo o asesinato.
ResponderEliminarCon el tiempo todos nos damos cuenta en algún momento de que estamos bastante solos, aún siendo sociables o simpáticos y que los demás también lo están.
La gente cada vez quiere estar más sola pero al mismo tiempo añora estar acompañada. Es la paradoja de la modernidad, nadie quiere dar el primer paso para acercarse al otro, ya sea por comodidad, por miedo a ser rechazado o para defenderse de alguna agresión inesperada.
Las grandes ciudades nos han quitado la alegría, cada uno encerrado en su departamento viendo tele, hablando por teléfono o conectado a Internet. Se acabó el calor de un abrazo, la presencia, la compañía. Ahora toda relación se resuelve a través de un medio electrónico. saludos, male
¡Hola, Male! Eso es verdad. Estamos de acuerdo por lo que veo. Tengo un amigo, un niño de ocho años, hijo de una amiga, que juega mucho con las tablets y vídeo-juegos. Bueno, la madre le intenta limitar, pero el niño le encanta eso. Cuando fui de vacaciones con ellos hace dos meses por ahí, estábamos jugando al bingo(un bombo con bolitas numeradas que se sacan una a una y se rellena un cartón con una lista de números) con su tío del niño y mi amigo, y le decía al niño;: "¡Deja eso de la tablet! Eso no te deja relacionarte y darse cuenta los demás de lo que te pasa".
ResponderEliminarPorque hablando unos con otros se dán cuenta de lo que te pasa. Los tonos de voz, las miradas. Si hay una persona que te quiera, se fija en eso para ayudarte. Y con la tablet no hay eso, más que ver a la persona ahí mirando pa'l cacharro.
...y yo aquí con el ordenador, que es una tablet como la del niño. Una pantalla en la que centro mi atención. Y no me doy cuenta, a veces, de lo que me pasa. Y los demás no se dán cuenta de todo lo que me pasa tampoco.
Bueno, decía, le iba a decir al niño que ahora tiene a la madre pegada a él todo el rato, menos cuando vá él al colegio y ella a trabajar. Pero cuando tenga once años irá al instituto.
Estará más tiempo solo.
Y es bueno hacer una base de amistad. Que uno busque amistades naturalmente. Y no se refugie en los ordenadores, como yo, a veces.
Una vez, hace diecisiete años por ahí, ví a una madre con su hijo, el niño de unos ocho años por ahí. Iban caminando como yo, nos cruzamos por el subterráneo de una estación de guaguas(autobuses). Y miré al niño que iba caminando y jugando al vídeo-juego. ¡Hay que estar enganchado para jugar caminando! Miraba al niño como diciendo "¡eso es malo, mucho videojuego!". La madre se quedó mirando al niño y a mí un poco.
Hace diecisiete años, yo achacaba todos mis males a los videojuegos. A la bolera que iba por las tardes a jugar a las máquinas de echar monedas. Estuve dieciseis años sin jugar a videojuegos, mientras me curaba de mis problemas mentales. Empecé en el año 2011, aunque ya cogía(usaba) el ordenador de vez en cuando el de la empresa de mi padre para escribir en internet.
Está bien que la familia se reúna, por ejemplo. Si hay concordia. Porque para insultarse, mejor cada uno en su casita... :) Ahora mi madre vé la tele con mi abuela la telenovela que les gusta verla. Y yo aquí dále que te pego al ordenador. Suerte que ellas ven la tele poco, lo que yo con el ordenador estoy todo el día.
Ellas lo pasan peor que yo. Sobre todo porque no les ayudo en las cosas de la casa.
Y hacer las cosas es bueno para mí. Para acostumbrarme a llevar una casa.
¿Qué voy a hacer? Voy a comer, que no lo he hecho.
hasta luego, gracias,
Pablo Manuel