El
Reiki es un método terapéutico energético japonés creado por Usui Sensei,
maestro en artes marciales japonesas clásicas, que utiliza la energía del
Universo, precisamente del Sol; y que fue concebido en un principio para aplicarse
uno mismo.
El
cuerpo tiene la capacidad de transformar el flujo y el ritmo de la energía vital,
a través del aura y de los chacras, que son los centros energéticos.
Nuestros
estados de ánimo y la influencia de los demás, producen cambios permanentes en
nuestra energía. Este método consiste en
captar la energía del universo para liberar la energía bloqueada del cuerpo y transformarla,
para lograr recuperar la total armonía,
relajación y paz interior.
Aplicar
Reiki no significa que podamos absorber de los enfermos su energía, ni tampoco
supone gasto de la propia energía, ya que somos solamente un canal de la
energía cósmica. Esta energía es neutra, ni positiva ni negativa, pero cuando
se recurre a ella la persona aprende a fluir entre los contrarios y elimina el
conflicto.
En
España se está aplicando por primera vez en oncología, en el hospital público
Ramón y Cajal, en pacientes que padecen de cáncer que están recibiendo quimioterapia.
Después
de recibir Reiki, estos pacientes presentan un aumento de su capacidad
inmunológica, la potenciación del efecto de los medicamentos, una mejor
respuesta a la quimioterapia y menos efectos
secundarios, una disminución de la ansiedad y la angustia, y una mejor calidad de
vida.
La
terapeuta que les practica Reiki, hace
diez años que colabora en distintas instituciones con una respuesta de los
pacientes que se extiende a sus familiares, muy alentadora.
Los
efectos son tan beneficiosos que también se ha decidido aplicarla también en
otras áreas; y comenzar una
investigación para dar fundamentación científica a este tratamiento.
Esta
técnica también se está utilizando en el Reino Unido y en las salas de
emergencias de los hospitales públicos de Estados Unidos.
También
se aplica con éxito en niños y en los servicios de neonatología en bebés
prematuros.
La
práctica se realiza por un período de 21 días, no necesariamente todos los días
sino dos o tres veces por semana.
Esta
técnica no tiene contraindicaciones, sólo produce efectos benéficos y es
barata. Es una forma de restaurar la
conexión original con la naturaleza y da al mismo tiempo la oportunidad de
descubrir lo sagrado y espiritual del poder que existe dentro de nosotros
mismos.
El
nuevo estado de ánimo que se obtiene, logra llenar el vacío interior, terminar
con el hastío, con el estrés y con la sensación de falta de sentido de la vida,
condición común hoy en día, que sufre gran parte de los habitantes de las grandes
ciudades.
La
enfermedad está dando un mensaje y es un camino de aprendizaje, porque saber qué es lo que nos está transmitiendo el
cuerpo permite darnos cuenta qué es lo
que nos produce el conflicto.
Fuente: "Armonizate", programa de televisión de Claudio Marquez.
Fuente: "Armonizate", programa de televisión de Claudio Marquez.
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