Las Perversiones sexuales


El término perversión, desde el punto de vista del psicoanálisis, no tiene una connotación peyorativa ni maliciosa sino que describe cualquier conducta sexual placentera, que difiere del acto sexual específico de la especie, destinado a la reproducción.

Según el tratado de psiquiatría de Henry Ey; P. Bernard y Ch. Brisset; las perversiones sexuales son conductas sexuales adquiridas en la infancia que principalmente reemplazan en forma parcial o total el orgasmo del acto sexual entre un hombre y una mujer; y el comportamiento asociado.

Este comportamiento sexual influye también sobre el carácter, la personalidad y la vida social, trastornos que representan la única manifestación clínica.

El estudio de la sexualidad infantil le permitió a Sigmund Freud sustituir la idea existente en esa época de atribuir estos fenómenos a factores constitucionales; y considerarlos conductas infantiles anacrónicas que se fijan como hábitos arraigados en el adulto y que persisten como parte de su satisfacción sexual, principalmente en las conductas anteriores al orgasmo.

Según Freud, el neurótico se opone a su perversión y la transforma en un síntoma mientras el perverso se entrega a ella.

Para Melanie Klein las perversiones son mecanismos de defensa contra una angustia primitiva y no una regresión a niveles infantiles; y para M. Boss, son un modo de existir más que una anomalía de los instintos.

Las principales perversiones son:

1- La deformación de la elección de objeto, como el autoerotismo u onanismo; la pedofilia, la gerontofilia, el incesto, la homosexualidad masculina y femenina, la zoofilia, el fetichismo, la necrofilia, etc.; que corresponde a una fijación oral, anal u en un objeto fantasmagórico que simboliza el pene, que principalmente en los hombres se atribuye a la madre.

2- La deformación del acto sexual; como el sado masoquismo o erotización del placer y el dolor; el vouyeurismo o exhibicionismo, o sea la obtención del placer con la mirada, con las funciones digestivas (coprofilia), o las funciones urinarias, etc.

3- El exhibicionismo: que es la necesidad imperiosa de obtener satisfacción erótica exhibiendo los órganos genitales. En la mujer abarca todo el cuerpo, además de los órganos genitales, sin incluir los distintos modos de seducción.

4- Voyeurismo o escoptofilia: que es la erotización de la vista, que como la mencionada anteriormente valora el impulso parcial relacionado con los juegos preliminares y que consiste en observar la intimidad sexual de otros y pretende incluso participar en ella en forma clandestina.

5- Perversiones anales, o coprofilia: que es la erotización de las funciones excretoras propias o de otros. El interés por los excrementos puede incluir el placer por observar, el sadismo y el exhibicionismo.

6- El sadismo: es la erotización del dolor que se ocasiona a otro, que incluye una serie de conductas que van desde los gestos y actos crueles y violentos hacia otro, la violación y hasta el crimen sádico.

7- El masoquismo: es gozar con el dolor. Frecuentemente la pena y el placer son provocados al mismo tiempo, alternándose los comportamientos sádicos y masoquistas.
El masoquismo se asemeja a un sacrificio, o sea que representa un medio para ser perdonado y conseguir el contacto con el objeto idolatrado.

Con respecto al tratamiento de estos trastornos, es poco probable que quien presenta estas características le interese tratarse. No obstante, si lo requiriera, el éxito del mismo dependerá del lugar que ocupe la perversión en la organización total de su personalidad y del compromiso psicótico o neurótico que represente.

A mayor compromiso psicótico menores son las probabilidades de que un individuo responda favorablemente a cualquier forma de tratamiento, ya sea psicoterapéutico o farmacológico.

Fuente: “Tratado de Psiquiatría”; Henry Ey.