La
depresión es la enfermedad grave más difundida en todo el
mundo.
La
gran paradoja es que cuanto más los seres humanos mejoran su calidad de vida
más vacíos se sienten y menos sentido le ven a la vida.
La
depresión se puede manifestar a través de distintos síntomas. Los más característicos son, decaimiento físico
y mental, estado de ánimo triste, malhumor, falta de atención y de memoria, pesimismo,
desinterés, bloqueo emocional, bajo rendimiento laboral e intelectual, ideas de
suicidio, pérdida del sentido de la vida, desesperanza,
baja autoestima, sentimiento de culpa, aislamiento, y estrés. Si alrededor de cinco de estos síntomas se
mantienen en el tiempo significa que se puede estar padeciendo de depresión.
La
tristeza se distingue de la depresión porque es un estado transitorio que tiene
un motivo que la justifique. Puede ser una pérdida grave, el cambio de una
etapa de la vida, un desengaño amoroso, una desilusión, etc.
La
depresión puede ser cíclica y aparecer después de un período de gran euforia,
alternándose en forma crónica estos estados de ánimo opuestos en lapsos más o
menos largos de tiempo.
Las
personas con características de personalidad depresiva suelen padecer de
depresión en algún momento de su vida por lo que si reconocen sus síntomas es recomendable consultar con
un especialista en psiquiatría.
La
personalidad depresiva se caracteriza por una gran sensibilidad frente a la
frustración, tendencia derrotista, negativismo, inseguridad, falta de iniciativa
y por una visión de la realidad pesimista.
Estas
personas son muy susceptibles a la crítica y tienen dificultades para
relacionarse socialmente, condiciones que hacen que se potencie el riesgo de caer en una depresión.
Las
personas depresivas tienen toda su energía centrada en sí mismas y no pueden
trasladar algo de esa energía a ningún interés externo. Por eso, una de las formas de recuperarse es
comenzar a establecer alguna forma de conexión con el medio que le permita
desarrollar sus capacidades específicas e intentar relacionarse de modo
satisfactorio.
Existen
tratamientos efectivos contra la depresión, como la terapia con psicofármacos
que suele dar resultados espectaculares y la psicoterapia.
La
psicoterapia es más efectiva cuando se combina con el tratamiento con
psicofármacos.
El
secreto de esta enfermedad para recuperar la salud es abrirse al mundo, poner energía
en las cosas, salirse de sí mismo y conectarse con los demás, atreviéndose a
vivir las experiencias que necesita para tener una vida más plena con optimismo
y esperanza.
Malena
Fuente:
“Escuchando al Prozac”; Peter Kramer.
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