Hombres de cuarenta y pico en crisis



El órgano del cuerpo más importante para un hombre no es su cabeza ni su corazón, es su pene; porque los hombres tienen el pene siempre en la cabeza.

Muchas mujeres sufren abandono cuando sus parejas atraviesan la barrera de los cuarenta porque comienzan a sentir que las cosas para ellos ya no son como antes, que sexualmente le cuesta tomar la iniciativa y algunas veces  hasta no pueden llegar a consumar el acto sexual.

Esta normal disminución de su libido es difícil aceptarla y como no la pueden incorporar como algo natural que ocurre a esa edad y vivirlo como una oportunidad de salir de la rutina y  hacer el intento de renovar la sexualidad con su pareja, proyecta la culpa en la mujer, con la excusa de que ya no lo motiva lo suficiente, que está aburrido de las preliminares necesarias y que ya no tiene paciencia.

Su malestar se extiende a la vida cotidiana y hasta puede interferir en su trabajo,  mostrándose siempre de mal humor, irritable, violento o con una conducta opuesta, taciturna, huraña y enigmática que invita más al rechazo que al acercamiento.

En estos casos, la ayuda profesional puede ser muy útil, la cual estará dirigida a renovar la sexualidad, a darse más oportunidades de estar solos en pareja, en definitiva, a enfrentar con madurez una etapa que no se desea aceptar.

Sin embargo, lo más común no es tratar de salvar la propia pareja y la familia, sino es salir a la búsqueda de la motivación perdida empujados por el miedo y la desesperación, simplemente para poder probarse a sí mismos que aún tienen el mismo potencial y el que falla no es él sino su “partenaire”.

Cambiar de pareja no es una solución ni probará nada, porque en primer lugar, quien está acostumbrado a tener una mujer estable tenderá a buscar lo mismo y a la corta o a la larga todo será igual.

Más que el aburrimiento de una pareja los hombres están aburridos de ellos mismos, de su mediocridad, de haber postergado sus ilusiones, de haber renunciado a sus sueños o de estar aferrados a un trabajo que no les gusta donde se sienten cómodos pero insatisfechos.

Es difícil aceptar la propia responsabilidad de lo que nos pasa porque siempre es más fácil proyectarla para no reconocer el paso del tiempo y perder autoestima.

A estos hombres que les cuesta asumir la edad y los avatares de la existencia, les comienzan a atraer las mujeres mucho más jóvenes, porque son el incentivo que necesitan para intentar resucitar su espíritu caído.

Pero la edad es implacable y el abismo generacional hará lo suyo, esa nueva pareja no tendrá nada en común ni ninguna afinidad más que el sexo que cada vez será más esporádico debido a las discusiones y las peleas que peligrosamente se parecerán cada día más a las que tenía con sus hijas.

La vida de una persona estable que ha logrado su madurez emocional es como una línea continua,  que va modelando un carácter, una personalidad, y una historia personal,  que definirá el último día de su vida, quién haya sido.
Malena