Aprendiendo a comer y a saborear


Hoy en día mucha gente come a la disparada comida rápida, sin tener demasiado conciencia de ello. Se acostumbran así a consumir hamburguesas, en los locales tradicionales, que están listas en unos pocos minutos y que resulta un menú muy atractivo, con el agregado de distintas salsas y una montaña de papas fritas; aunque no sea la opción más sana.

Se trata de degustar siempre lo mismo, casi sin variación, porque las variaciones suelen tener el mismo gusto.

Así, se traga todo en forma automática sin saborear porque generalmente la gente está apurada y no puede registrar lo que ha comido, de modo que es probable que luego, también, casi sin darse cuenta, sientan la necesidad de seguir comiendo.

El acto de comer, además de ser imprescindible para sobrevivir, es un placer gratificante que nos brinda la oportunidad de disfrutar el sabor de la comida y de estar con las personas que queremos.

Preparar la comida es un acto de amor y cualquier festejo es un motivo para preparar platos especiales y reunirse alrededor de una mesa para disfrutarlos con familiares y amigos.

En el comer participan los cinco sentidos, gusto, olfato, vista, tacto y hasta el oído, porque cuando nos llaman a comer ya se nos hace agua a la boca y el sonido de los platos y cubiertos, el crepitar del aceite en las sartenes, el ruido que hace la carne en la parrilla y todos los demás ruidos de la cocina, anticipan exquisitos sabores.

La comida se relaciona con las experiencias afectivas tempranas y con las emociones básicas humanas, por eso todos adquieren hábitos alimenticios diferentes, comen poco o mucho, prefieren algunos alimentos y otros no o se inclinan más por lo salado o por lo dulce.

La clase de alimentos que ingerimos depende de la cultura y del lugar donde vivimos y no solo comemos para vivir sino que utilizamos excusas para sentarnos a comer, y estamos dispuestos a saborear un bocadillo a cualquier hora.

La televisión, el cine, la literatura están tratando de recuperar el antiguo significado social de la comida y el gusto por prepararla en casa.

Aunque el “delivery” se haya convertido en la solución cotidiana, siempre habrá días especiales que se pueden dedicar a la cocina para que los integrantes de una familia puedan demostrar sus habilidades culinarias y se atrevan a hacer algo especial para disfrutar juntos.

El televisor encendido a la hora de la comida impide la comunicación familiar y es posible que no toda la familia esté de acuerdo en prescindir de él aún sabiendo que los obligará a renunciar al diálogo, pero hay que tener en cuenta que es durante el almuerzo o la cena cuando se puede tener la oportunidad de hablar y de ser escuchado.

La vida se ha complejizado y la satisfacción de las necesidades básicas ya no se consideran importantes; porque se priorizan el trabajo y las obligaciones y se van relegando las simples cuestiones cotidianas.

Se come y se duerme mal. Cada vez hay más gente con desórdenes alimentarios, problemas digestivos e insomnio, que acostumbran comer cualquier cosa a cualquier hora, que tragan sin masticar y sin saborear la comida; y que no pueden descansar de noche porque se acuestan a cualquier hora.

No se respetan los ritmos biológicos y se está perdiendo la capacidad de interpretar las señales del cuerpo, que está pidiendo a gritos una vida más tranquila y ordenada sin piloto automático, para poder darle más importancia a las necesidades básicas y para ser capaces de disfrutarlas.

La comida tiene que ser variada y saludable, simplemente porque el organismo necesita todos los nutrientes y comer siempre lo mismo hace que la alimentación sea insuficiente e inadecuada

Malena