Psicología - El Amor en tiempos de crisis





Las crisis económicas pueden impedir concretar los proyectos de vivir en pareja a corto plazo.  De esta manera, es cada vez más frecuente que los novios se conformen con compartir el domicilio de sus respectivos padres, a veces en forma alternada.

Esta situación puede durar varios años y muchas veces la pareja se separa antes de poder concretar sus planes.

Compartir el hogar de los progenitores ayuda a ahorrar dinero y casi siempre no exige la pesada tarea de hacer las compras, preparar la comida y ocuparse de la limpieza del hogar.  Pero la tentación de comprar cosas, viajar o disfrutar de espectáculos es difícil vencerla, principalmente cuando se goza de casa y comida gratis, y los planes de ahorro se van dilatando hasta quedar en el olvido con la absurda idea de que se produzca un milagro.

Los novios,  cuyos padres han logrado, después de muchos años de esfuerzo sostenido, vivir con comodidad, también están acostumbrados a ese estándar de vida donde no falta nada; por lo tanto sus exigencias para tener su nido propio son más altas y más difíciles de alcanzar.

Estas parejas, no sólo sueñan con su propia casa o departamento instalado, también quieren para ellos lo que tienen sus padres, inclusive su propio automóvil y todo eso en el aquí y ahora.

Un proyecto a largo plazo requiere de mucha constancia, paciencia y la fortaleza de carácter como para mantener el compromiso de cumplir con las propias decisiones el tiempo que sea necesario.  Pero lamentablemente, vivimos en una época hedonista en la que las mejores intenciones tropiezan con otras necesidades inmediatas de consumo que hace fracasar cualquier plan más ambicioso que exija más tiempo y esfuerzo.

Se puede decir que una sociedad casi siempre está en crisis.  Si no fuera así no habría cambios ni crecimiento.  De manera que toda pareja en cualquier época, en mayor o menor medida ha tenido que hacer algún tipo de esfuerzo para poder tener su propio hogar.

Lo más saludable para una pareja es empezar desde abajo, conformarse con vivir en otro barrio, en un lugar más reducido, con menos comodidades, pero con la ventaja de crecer juntos y vivir solos, para poder tomar sus propias decisiones y sentir la satisfacción de lograr sus objetivos poco a poco.

El éxito de lo que se propongan sólo requiere disponer de un proyecto claro y luego buscar los medios que les permitirán alcanzar sus objetivos.

No hay nada mejor que lograr lo que se quiere con el propio esfuerzo, porque ayuda a darle sentido a la vida, a trabajar con entusiasmo y a disfrutar las cosas que se obtienen por más tiempo.

El dinero fácil o tener las comodidades que se han ganado otros, no se valoran ni se disfrutan de la misma manera que si se hubieran logrado como resultado del propio trabajo.

Los jóvenes tienen que aprender a sembrar para cosechar, a esperar para obtener lo que desean y a luchar por lo que quieren.

Tienen que aprender a esperar para tener la propia casa, esperar para tener un hijo, esperar para todo, con más paciencia y sin perder nunca la esperanza.

Malena