¿Por qué no duran las relaciones de pareja más de seis meses? - Psicología Malena Lede


¿Qué les está pasando con las relaciones amorosas de las personas jóvenes y también de las no tan jóvenes, que no suelen durar más de seis meses?

Ellos mismos se preguntan qué es lo que están haciendo mal; si la razón se debe a que eligen siempre al mismo tipo de persona y entonces tienden a desarrollar el mismo tipo de vínculo, o si la realidad es la que se impone y hoy es algo inevitable para la mayoría.

Me inclino a pensar que son las dos cosas; se puede cambiar de pareja pero no la forma de relacionarse, por lo tanto, se vuelven a repetir historias.

Seis meses parece ser el límite de muchas relaciones, porque desaparecen el romanticismo, las atenciones, el deseo de verse y la atracción que sentían se convierte en una especie de rutina difícil de sobrellevar que los hace dudar de sus sentimientos y los lleva a pensar que se han equivocado.

Esto les pasa a casi todos, tanto a los que creían estar muy enamorados desde el principio, como a los que solamente se sentían atraídos sexualmente y también a aquellos que estuvieron suspirando bastante tiempo antes de lograr una primera cita.

Los seis meses de gracia se convierten en una fatal frontera que parece marcar la salida hacia la libertad, que no suele ser fácil de atravesar.

El problema es que si son fieles al mandato actual que exige vivir el momento intensamente, no pueden apostar a una relación a largo plazo, porque el futuro puede ser incierto y hasta posiblemente inexistente, teniendo en cuenta el supuesto equilibrio inestable del planeta, amenazas estelares que se supone nos ponen en peligro de extinción, posibles enfrentamientos bélicos mundiales que terminarían con la raza humana, epidemias imposibles de erradicar y lo peor de todo, la estupidez humana al servicio de la difusión masiva de todas estas catástrofes por todos los medios de comunicación, para captar la atención masiva y despejar cualquier duda o esperanza de salvación.

La imposibilidad de lograr relaciones afectivas a largo plazo está llenando el mundo de personas insatisfechas, solitarias, egocéntricas y excéntricas, que intentan llenar sus vidas vacías con objetos y escapar del aburrimiento y la soledad con actividades sofisticadas u ociosas o con trabajos que no les agradan pero que les permitan ganar suficiente dinero como para mantener ese estilo de vida.

Vivir el momento significa dejar de crecer, seguir siendo niños, ignorar los valores y las tradiciones, anular la conciencia, no considerar consecuencias, usar y aplastar al otro y pensar solamente en el propio ombligo.

Esa niñez eterna es la excusa para no asumir responsabilidades ni compromisos, cometer travesuras y hasta arriesgar la vida con la inconsciencia propia de los niños pequeños.

Por supuesto, el amor, un sentimiento asociado con la estabilidad, la lealtad y la generosidad no es compatible con la inmediatez ni con el egoísmo, por eso no dura.

El amor es dar y recibir, se caracteriza más por la entrega que por las expectativas de recibir algo a cambio. Tiene momentos que pueden ser sublimes y otros menos afortunados, puede provocar una gran atracción y otras veces rechazo; y estar sembrado de espinas y de dudas.

Es una de las experiencias humanas más trascendentes, ya que además hace posible la supervivencia de la especie; sin embargo también el amor se usa y se tira como cualquier otro objeto.

Amar exige aceptar cada etapa y crecer con ella, no pretender que todo siga igual porque la vida es cambio; el amor no es una excepción, el romance tiene que evolucionar hacia un estado superior.

Malena