¿Qué es mejor?
¿Estar sola o con alguien violento, amargado, desocupado, alcohólico,
mujeriego o golpeador?
Obviamente en estos casos es mucho mejor estar sola que mal acompañada, sin tener que
sufrir atropellos, malos ratos o maltratos, siendo capaz de enfrentar la
soledad, no como un castigo inmerecido sino como la oportunidad única de
descubrirse a uno mismo sin que nadie pueda impedirlo.
Sin embargo existen muchas mujeres independientes,
inteligentes y muy capaces de llevar adelante cualquier proyecto, que no pueden
evitar sentirse solas, que se rinden ante el fantasma de la depresión y deciden involucrarse con sujetos buenos para nada.
Estas mujeres son las que suelen caer en manos de
hombres depredadores que las usan, las engañan y maltratan pero que ellas prefieren tolerar y hasta están dispuestas a aceptar sus humillaciones, con tal
de no quedarse solas.
La ansiedad que provoca la soledad y la
desvalorización que ha sufrido la vida sin pareja, puede hacer que una mujer pierda de vista su objetivo personal y caiga en un pozo depresivo del cual es difícil salir.
La depresión es el flagelo más difundido en el mundo
moderno, principalmente en las grandes ciudades, donde viven grandes concentraciones
de gente anónima, cada una concentrada en sus propias cosas.
Sin embargo, aunque ese estilo de vida parece
prometer la quimera de vivir una libertad absoluta, no es suficiente; porque no
basta con hacer lo que uno quiere, ni tampoco tener una vocación, también es necesario el contacto íntimo con otro ser humano lo que parece tener
tanta o más importancia que cualquier otra cosa.
El hombre se caracteriza por no estar nunca
satisfecho; quizás por esa razón ha podido desarrollar su inteligencia y crear
una sociedad tan compleja.
“El infierno son los otros… porque nos quitan la
libertad” decía Sartre, sin embargo no podemos resistir la soledad y ansiamos
la compañía de otros.
El hombre se ha podido adaptar mejor a esta realidad
deshumanizada porque le resulta más fácil no comprometerse afectivamente, sin
embargo tampoco suelen conformarlo solamente las relaciones ocasionales.
Todos, en igual o menor medida sufrimos situaciones
parecidas y experimentamos en algún
momento de la vida los mismos temores.
A todos nos resulta difícil establecer nuevos
vínculos, principalmente si hemos padecido desilusiones. Tal vez sea porque se han olvidado el valor
de la familia y las tradiciones y se ha preferido vivir una vida independiente
y solitaria rodeada de aparatos pero vacía de contenidos.
La depresión es una pandemia y representa el precio
que hay que pagar por los adelantos tecnológicos y los inventos de la vida
moderna.
Además, los hombres no les perdonan a las mujeres
haberse emancipado porque su sometimiento representaba un fuerte atractivo para
ellos, mientras que su independencia los descoloca y los hace dudar de su propia masculinidad.
Malena Lede - Psicóloga
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