Una adolescente
puede enamorarse del amor y mantener una relación platónica a una enorme
distancia para cumplir su deseo inconsciente de que nunca se concrete.
La realidad virtual
permite a una adolescente jugar al amor de pareja “como si fuera cierto”, y construye
una fantasía con la ayuda de otra que le sigue el juego, generalmente con un
objetivo distinto y muy probable, para divertirse, comprobar hasta dónde llega
la inocencia y poder reírse de ella.
No hay que olvidar
que la comunicación por la red se presta a muchos engaños y que para gran
parte de los usuarios se trata de un entretenimiento para pasar el rato, que
les permite experimentar distintos roles sin ningún costo para ellos, sin
importarle en absoluto las expectativas que pueden crear en otros ni las
consecuencias de sus actos.
Una persona joven,
soñadora y sin experiencia, decide ponerse en contacto con alguien que vive del
otro lado del océano, demostrando a las claras que teme el encuentro cara a
cara y que además no está dispuesta a acercarse.
Un océano de
distancia le proporciona esa seguridad, mientras tanto puede jugar a “como si
tuviera novio”; tal cual hacen los niños con sus juguetes “como si fueran
grandes”.
Habría que indagar
por qué esa joven no desea el contacto directo para relacionarse, por qué prefiere
perder el tiempo con un remoto desconocido y no aprovecha el mismo medio para
conectarse con otra persona que viva en la misma ciudad.
Es obvio que debe
haber una respuesta lógica al cuestionamiento que genera su decisión de aceptar
relacionarse con quien seguramente tendrá pocas chances de algún día
encontrarse.
El medio virtual se
presta al engaño; la gente muy joven suele afirmar que es mayor de edad, los
casados pueden asegurar que no tienen ningún compromiso previo, incluso
viviendo con sus mujeres y teniendo hijos; mientras otros pueden mentir sobre
su edad o sexo biológico o de preferencia.
Frente a estas posibilidades
sólo les queda ser precavidos para no ser víctimas de esos engaños, pero
también para darse cuenta de las propias intenciones, o sea de qué es lo que
realmente están buscando y dejar de engañarse a sí mismos.
Malena Lede -
Psicóloga
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