Las redes sociales
muestran comportamientos, emociones y valores que luego incorpora la mayoría de
los integrantes de cada uno de esos grupos.
Este fenómeno no es
un mecanismo que sólo se produce en las redes sociales, porque también ocurre
en cualquier grupo de personas unidas por vínculos familiares, amistosos, deportivos,
culturales y hasta religiosos, con un determinado propósito.
Participar en
varias redes sociales parece ser un buen estímulo psicológico y físico, sin
embargo aún no se conoce la incidencia que pueden tener las redes en otros aspectos, en la salud y
el bienestar general.
Por ejemplo, un ataque
de risa en la red puede contagiar a todos los participantes durante bastante
tiempo. Este fenómeno es recordado como
la epidemia de Tanganica y documentado por un especialista en humor de la
Universidad de Giorgia.
Investigadores de
las universidades de Harvard y de
California en San Diego, llegaron a la conclusión de que no sólo se contagian las
enfermedades sino también la risa, la tendencia suicida, las compras, la
orientación política;la moda y los hábitos alimenticios en forma inconsciente.
El estudio estadístico
de aproximadamente cincuenta mil participantes de una red social reveló que el aumento de peso que
registraron fue similar en todos ellos; y que también las parejas, los hermanos y los amigos se influían mutuamente, así como los compañeros de trabajo.
Según estos
investigadores, este efecto también se produjo en contactos sociales muy
diferentes.
Estos estudios
muestran hasta qué punto somos capaces de imitar e incorporar comportamientos
de otros.
Toda la publicidad que vemos utiliza este recurso con modelos atractivos que
nos resultan familiares, para ser imitados y aumentar sus ventas.
Las investigaciones
también revelaron que también la felicidad es contagiosa al comprobar que
quienes se conectaban con personas felices incrementaban un 15% su buen estado
de ánimo; si frecuentaban a una sola persona feliz sentían un 10% más de satisfacción; en tanto
que una ganancia de diez mil dólares lograba mejorar el humor solamente un dos por ciento.
Economistas de las
universidades de Oxford en Inglaterra y de Melbourne, también
constataron que la felicidad de las personas depende en gran medida de lo
felices que son los que las rodean.
Se ha
observado que donde abundan los psicólogos también existen más problemas
mentales y hay más demanda de estos profesionales; fenómeno que los científicos
consideran una forma especial de contagio social.
Es evidente que no
solamente las emociones se contagian, también las actitudes, los deseos
personales, los valores y hasta los proyectos de vida.
Es sabido que los
fenómenos de grupo se dan en todos los grupos, principalmente por
identificación y por el deseo de pertenecer y de mantener la coesión del grupo.
A pesar de ser
seres libres para pensar y hacer lo que cada uno desea para ser feliz, la
mayoría elige imitarse unos a otros como orientados por un afán de simetría
interna que los obliga a unirse para hacer lo mismo, tal como hacen las aves
cuando emigran de un país a otro.
El aislamiento
social en cambio supone un gran riesgo para la salud, las personas aisladas viven
menos años y envejecen antes, mientras las que disponen de la ayuda y compañía
de otras personas tienen una vida más satisfactoria y saludable.
Malena Lede –
Psicóloga
Fuente: “Mente y
Cerebro”; Investigación y Ciencia; No.48
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