LA HISTERIA ó NEUROSIS DE ANGUSTIA

         Según el Psicoanálisis de Sigmund Freud, la histeria es  una forma de neurosis de angustia que se puede presentar mediante una gran cantidad de distintos síntomas, como convulsiones, parálisis, anestesia, sensaciones extravagantes, trastornos visuales o digestivos u otros fenómenos, que son provocados exclusivamente por sugestión o autosugestión. 

        El histerismo ofrece formas muy variables en intensidad y se observa especialmente en las mujeres.  Antiguamente era una patología generalizada, debido a la educación victoriana, pero actualmente está menos extendida como consecuencia de la mayor libertad sexual que no siempre se traduce en una relación sexual armoniosa que evite radicalmente el desarrollo de una neurosis de angustia.

        En estos casos, el síntoma expresa el conflicto en forma simbólica,  o sea cuando la excitación de la energía sexual no es controlada y no puede ser sublimada psíquicamente o sea transformada en actividades socialmente aceptables.

       Para Sigmund Freud, la sublimación es la base de la cultura o sea la transformación de la energía en actividades humanas que aparentemente no se relacionan con la sexualidad.

       Esta teoría considera esencialmente, que la neurosis de angustia está basada en los instintos, en la falta de satisfacción, o en la incapacidad de sublimación.

       El instinto es un comportamiento heredado, una pulsión propia de una especie animal, que varía poco de uno a otro individuo, se desarrolla según una secuencia temporal poco susceptible de perturbarse y que parece responder a una finalidad.

       En los seres humanos, más que una pulsión, Freud considera el instinto a todos aquellos esquemas filogenéticamente heredados, que a diferencia de los animales puede ser transformado  mediante la intelectualización, con el fin de controlarlos. 

       La capacidad de sublimar los instintos sería para Freud, la forma de curar la neurosis producida por la energía no transformada.

       Para Sigmund Freud, existen dos tipos de instintos básicos, el instinto de vida, representado por la energía sexual, que tiende a la unión de los opuestos, ya sea ésta canalizada normalmente o sublimada, y el de muerte que tiende a la separación y que también debe ser sublimado o intelectualizado, para evitar la culpa.

       Una de los fines importantes de la intelectualización es mantener a distancia y neutralizar  los afectos mediante la razón, o sea dándoles una justificación de tipo racional o ideal, como sería por ejemplo en tiempos de guerra, en que el instinto de muerte se  justifica por el amor a la patria. 

       Por supuesto, el contenido de la obra de Freud, que consta de tres volúmenes de miles de hojas, no puede reducirse a un artículo, pero de algún modo, aunque modesto y breve, puede ayudar a conocerse mejor y a interpretar con un poco más de claridad, los posibles síntomas físicos recurrentes que muchas personas suelen padecer.

      La Psicoanálisis es considerado un análisis profundo interminable que puede durar años, porque el sujeto debe hablar de sí mismo y sus problemas sin intervención alguna del terapeuta, que sólo escucha.  

      Hoy en día son pocos los que utilizan sólo la teoría de Sigmund Freud como único recurso psicoterapéutico, ya que existen otras teorías que pueden incorporarse al tratamiento enriqueciendo el resultado en menos tiempo.

      Por otro lado, es una teoría que a mi modo de ver, puede generar dependencia con el terapeuta y no permitir que el paciente aprenda a tomar sus propias decisiones sin consultar y ser responsable de sí mismo. 

Malena   

Bibliografía: Obras completas de Sigmund Freud, Tomo III, Editado por Biblioteca Nueva, España, 1945.