Implante Cerebral


Después de sufrir graves lesiones durante un asalto, en el año 1999 un estadounidense de 38 años perdió el habla y gran parte de su lucidez, permaneciendo con esa secuela cinco años, durante los cuales sólo podía mover su pulgar algunas veces, para responder con un si o un no.

A pesar del tiempo transcurrido, cirujanos de la Clínica Cleveland, lo sometieron a una operación para implantarle dos electrodos en el cerebro utilizando un procedimiento que aún se considera en etapa experimental.

El paciente actualmente se puede comunicar, puede ver televisión y puede moverse, mostrando una recuperación asombrosa.

Este estudio ha sido publicado en la revista Nature, dando esperanzas a gran número de personas en Estados Unidos y en todo el mundo, que permanecen en estado de semi inconsciencia y sin tratamiento posible.

Este tipo de implante se conoce como estimulación cerebral profunda y se utiliza para el tratamiento de la enfermedad de Parkinson y desde hace veinte años también ha sido empleado en pacientes con lesiones graves cerebrales.

En esta oportunidad se seleccionó un paciente cuyos estudios revelaban que las áreas de su cerebro correspondientes al lenguaje, a la conciencia y a la racionalidad estaban en perfectas condiciones como para que los cirujanos pudieran considerar factible el éxito de este procedimiento, dado que si el cerebro se encuentra muy dañado, la intervención no resulta eficaz.

La operación consiste en insertar dos cables que atraviesan el cráneo hasta alcanzar el tálamo para luego conectarlos a un mecanismo similar a un marcapasos, el cual es implantado debajo de la clavícula.

Una vez que este dispositivo comenzó a activarse, este paciente fue recuperando sus funciones, abrió los ojos y demostró estar más atento.

Se controlaron sus habilidades teniendo encendido el mecanismo y también cuando estaba apagado, tratando de hacer estas evaluaciones sin saber si el dispositivo estaba o no funcionando, observando una progresiva mejoría en el habla y en el movimiento, cuando este aparato funcionaba.

El paciente comenzó a alimentarse por sus propios medios, a recuperar la movilidad de sus brazos, a entender a los que le hablaban y a articular primero palabras y luego frases.

Todavía tiene amnesia y no se puede expresar del todo, pero tiene la esperanza de mejorar día a día.