Algunos Cánceres Podrían Curarse Solos



El día 29 de noviembre, un equipo de investigadores noruegos sobre el cáncer de mama, publicó los resultados de un nuevo estudio en The Archives of Internal Medicine, que revelan, que hasta los cánceres más invasivos, podrían desaparecer sin tratamiento en un porcentaje de pacientes mayor de lo que se podría imaginar.

Este estudio provocó en algunos profesionales especialistas en el tema rechazo y en otros afortunadamente cierto interés dado que potencialmente esta noticia podría tener una repercusión enorme.

El doctor Robert M.Kaplan, presidente del Departamento de Servicios de Salud de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de California, en Los Ángeles, dijo que si otro estudio confirma estos resultados se podría optar en algunos casos en observar simplemente a la paciente para ver si el tumor crece, sin hacer otra cosa.

Kaplan y su colega Franz Porzsolt, oncólogo de la Universidad de Ulm, declaran en un editorial sobre este tema, que si la hipótesis de remisión espontánea es creíble, debería ser suficiente como para reveer la posición actual sobre la investigación actual y sobre el tratamiento del cáncer de mama.

Los casos de remisión espontánea suelen ser poco frecuentes, pero hay que tener en cuenta que la mayoría de las mujeres que sufren esta enfermedad son sometidas a tratamientos intensivos y por esa razón, las posibles remisiones espontáneas son imposibles de demostrar.

La dirección del estudio que me estoy refiriendo, estuvo a cargo del doctor H. Gilbert Welch, Investigador del VA Outcomes Group, en White River Junction, y de la Escuela de Medicina de Artmouth; el doctor Per-Henrik Zahl, del Instituto Noruego de Salud Pública y el doctor Jan Maehlen, del hospital de la Universidad de Ulleval, en Oslo.

Cotejaron a dos grupos de mujeres que tenían entre 50 y 64 años en dos períodos de seis años consecutivos cada uno.

Entre los años 1992 y 1997 hicieron la investigación con un primer grupo de 109.784 mujeres.

Debido a que en Noruega el uso de mamografías comenzó en 1996, se les ofreció hacerles una mamografía entre ese año y 1997 y casi todas aceptaron.

Un segundo grupo de 119.472 mujeres fue estudiado entre 1996 y 2001. A todas ellas se les ofreció hacerles mamografías regularmente y casi todas aceptaron.

Lo que se esperaba era que a ambos grupos tuvieran el mismo porcentaje de detección de cáncer de mama durante el período que duró el estudio o al final; sin embargo el grupo al que le realizaron mamografías de rutina cada dos años en forma regular, registró un 22% más de cánceres.

Es decir que 1909 mujeres sometidas regularmente a mamografías tuvo un diagnóstico de cáncer de mama invasivo, en cambio sólo 1564 mujeres que estaban en el grupo que no se sometió a controles mamográficos regulares, tuvieron el mismo diagnóstico.

La conclusión más probable para el Dr. Welch es que esas 345 mujeres que no se enfermaron, pudieron haber padecido de un tumor en algún momento que luego espontáneamente llegó a desaparecer.

Pero estos resultados también ponen en tela de juicio el uso de las mamografías como práctica rutinaria, porque aunque este estudio no sea suficiente como para descartarlas tampoco es tan insignificante como para recomendarlas, ya que poco se sabe sobre el desarrollo del cáncer.

Además, las mamografías pueden revelar algunas anormalidades y obligar a las pacientes a hacerse una biopsia, para confirmar un posible diagnóstico que la mayoría de las veces resulta desacertado, y cuya práctica resulta invasiva y cruenta para la mujer.

Existe el fantasma del buen negocio que representa el uso de los aparatos que la tecnología médica lanza al mercado para el diagnóstico de enfermedades, que no siempre son para el beneficio del paciente, sino que sólo sirven para incrementar los costos y engrosar las ganancias de los inversores que los fabrican y de toda la cadena de distribución, para más tarde descubrir que resultan inútiles o peor aún que enferman.