El Miedo a Vivir




El optimismo es un estado de ánimo que nos permite avanzar en la vida con la confianza suficiente como para no decaer frente a los obstáculos.

Creer en uno mismo y en el orden natural favorece nuestro desarrollo y crecimiento, nos quita los fantasmas del miedo y nos permite relacionarnos mejor.

Nuestra forma de pensar es la base de nuestro comportamiento, y si pensamos que no tenemos fuerza, que estamos agotados, que no podemos con todo lo que nos pasa, seguramente nos dejaremos vencer por los hechos, que de algún modo nosotros siempre provocamos.

Somos los artífices de nuestra vida y aunque no podamos hacer mucho por los demás, que también son dueños de sus destinos, tenemos la responsabilidad de nuestra vida, de hacer lo que tenemos la capacidad de hacer en este mundo para intentar dejarlo mejor de lo que estaba, antes que nos vayamos.

No necesitamos que nadie nos aliente ni nos apoye, porque estamos diseñados para hacer lo nuestro sin ayuda , porque los demás también tienen bastante que hacer con ellos mismos.

Somos lo que vamos haciendo de nosotros mismos, no lo que dicen los demás, ni las etiquetas que llevamos puestas desde chicos.

No tenemos límites ni fronteras, porque los límites siempre los ponemos nosotros y las fronteras también son imaginarias.

¿Por qué no aprovechar esta oportunidad que nos da la vida, sin importar lo que pase después cuando nos hayamos ido?

¿Acaso no es mejor haber intentado por lo menos hacer algo que quedarse quieto quejándose, cuestionándose, haciéndole la vida imposible a los demás, tratando de descifrar el misterio de la existencia o esperando que alguien nos de una mano para atrevernos a seguir adelante?

Todos nuestros proyectos nos están esperando impacientes, mientras nos quedamos mirando nuestro propio ombligo y nos convencemos que no vale la pena.

Arrancar es fácil, requiere romper la inercia y cambiar de rumbo, porque si nos quedamos varados en la banquina de nuestro pensamiento negativo, estamos obstaculizando el paso de los demás y no llegamos a ningún lado.

Nuestra actitud ayuda a los demás, porque no somos seres aislados y la buena onda se expande como reguero de pólvora.

Evitemos contribuir al malestar general, seamos frescos y nuevos todos los días, libres de ataduras que nos hemos impuestos nosotros mismos y de cargas del pasado que no necesitamos.

La mente es libre y nadie puede esclavizarla salvo nosotros mismos.

Hagamos lo posible para sentirnos orgullosos, para sorprendernos de lo que somos capaces, para maravillarnos de lo que podemos conseguir, solamente con nuestra intención, poniendo atención a las cosas que deseamos, que nos convienen y que nos hacen bien.

No nos dejemos vencer por el desaliento de otros ni nos confundamos con sus propios horizontes que no son los nuestros.

Ser valiente significa aprender a entregarse a la vida sin condiciones, sin estar a la defensiva, confiado y atento para hacer lo que nos corresponde con la mejor disposición de ánimo, hasta el último aliento y sin aflojar nunca.

Hoy mismo puede nacer la persona que realmente somos. Permitámosle nacer y crecer.