No se si lo amo o no lo amo - Psicología Malena Lede





Recibo muchos mensajes de personas que se debaten en la duda sobre qué es lo que sienten realmente por sus parejas, principalmente cuando se trata de relaciones recientes, aunque también hay indecisos que ya llevan años juntos.

Aunque cada caso sea particular y único, es común que las relaciones recientes, basadas en la atracción física y el estado de enamoramiento, luego de un tiempo no muy largo, se extingan totalmente.

Otras parejas, resisten más tiempo porque además de estar enamoradas, reconocen en el otro, cualidades que admiran que permite que la relación se mantenga, basada en otros aspectos más profundos, además del sexo.

El amor verdadero permanece y el enamoramiento irremediablemente se acaba.

¿Acaso es necesario confiar más en una definición teórica sobre qué es el amor, que bucear en los propios sentimientos?




Los enamorados idealizan a su pareja y no la pueden ver tal cual es. Con el tiempo, comienzan a percibir los rasgos de su personalidad, sus costumbres, sus hábitos, su humor habitual, su nivel de madurez, su desarrollo intelectual, sus modales, su educación, su trabajo, sus intereses, sus amigos, familiares, etc.; y a partir de ese mayor conocimiento, comienzan a verlo como realmente es y qué posibilidades tienen de llegar a coincidir en algunos aspectos como para poder pensar en vivir juntos.

La vida en común es la prueba de fuego que define las historias, por eso hay que evitar los embarazos tempranos y los planes a futuro hasta estar más seguros.

Hoy en día las parejas no están dispuestas a cambiar sus vidas por una relación, y pretenden no privarse de lo que les gusta, no ceder sus propios espacios, no perder a sus amigos ni sus hábitos de vida.

Es altamente improbable encontrar un alma gemela que tenga los mismos intereses, pero si la relación desea ser seria y duradera, también hay que darle a la pareja el lugar que le corresponde para poder hacer cosas juntos.

Amar a alguien no implica asegurarse su permanente compañía para permanecer ambos embelezados en un estado de trance amoroso, consumidos por el deseo y envueltos en un eterno romance.

La vida de a dos es un verdadero desafío, un dar y recibir sin contabilizar quien da más o menos, una entrega mutua en la que ambos se respeten como son y se acepten, dispuestos a mantener esa unión en las buenas y en las malas, sin dejarse llevar por los vaivenes de pasiones ocasionales ni por intereses que puedan perjudicar la relación que supieron conseguir.

Saber valorar a quien nos acompaña en el trayecto de la vida, implica independizarse de lo que hacen, dicen o tienen los demás, porque cada relación es única e irrepetible.

Así como no tenemos dudas de amar a nuestros padres y a nuestros hijos aunque sean difíciles, así también tendría que ser con la pareja.

Siempre podrán tener actitudes que costarán aceptar pero también tendrán virtudes que admirar.

Saber cómo nos sentiríamos si esa persona nos faltara es un buen indicador del afecto que le tenemos. Porque es verdad que solemos apreciar a quienes nos quieren cuando los perdemos.

El que tiene capacidad de amar al prójimo, puede amar de verdad a alguien en particular y no necesitará cuestionarse sus sentimientos; se limitará a disfrutar de su compañía y no a pensar que se puede estar perdiendo algo.

Ser querido también es un motivo que lleva a amar al otro, ya que es un privilegio que tienen solo algunos.

Sentirse querido y respetado y ser importante para alguien es una experiencia valiosa que nos lleva a devolver esa distinción con mucho amor.

Malena Lede (Psicóloga)